La Universidad española no ofrece práctica deportiva a sus estudiantes con discapacidad
En la comparativa internacional, las universidades españolas tienden a presentar un serio déficit en materia de fomento de la actividad deportiva. Pero, en el caso de la oferta dirigida (o simplemente accesible) a estudiantes con discapacidad, esta situación resulta aún mucho más grave: la ofrecen menos de dos de cada 10 (un 19,6% de nuestros campus). Así lo evidencia un reciente estudio elaborado por la Universidad Miguel Hernández, de Elche, junto a la Fundación ONCE, y titulado ‘Práctica deportiva de universitarios con discapacidad: Barreras, factores facilitadores y empleabilidad’.
Elaborado entre 2016 y 2018 con apoyo del Fondo Social Europeo, ha contado con participación de 42 universidades de 15 Comunidades Autónomas, 417 estudiantes con discapacidad, 40 servicios universitarios de apoyo y otros 35 específicos de actividad física y deportiva. Y lo presentaron este 6 de mayo el vicepresidente ejecutivo de Fundación ONCE, Alberto Durán; el vicepresidente 1º del Comité Paralímpico Español, Ángel Luis Gómez; el catedrático de Ciencias del Deporte y responsable del grupo de Deporte de CRUE-Asuntos Estudiantiles, Francisco Javier Moreno; Txus Mardaras, subdirector general de Promoción e Innovación Deportiva del Consejo Superior de Deportes; y Raúl Reina, profesor titular en la ilicitana Universidad Miguel Hernández y autor/director del trabajo.
Alberto Durán expresó la preocupación de Fundación ONCE por la puesta en valor del talento de los jóvenes con discapacidad, “también en el ámbito del deporte”. Este estudio, dijo, pone el foco en la práctica deportiva, “una herramienta sin la que no cabe una inclusión verdadera”. Como experto universitario, coincidió Francisco Javier Moreno al solicitar un Plan Nacional inclusivo de deporte universitario al que garantizó el compromiso de aplicación por parte de la CRUE. Mientras, Mardaras aludió a la nueva Ley del Deporte, uno de cuyos ejes centrales -aseguró- va a ser la inclusión, eliminando todo tipo de barreras físicas y apostando por la formación de los técnicos.
Porque, como bien resumió Ángel Luis Gómez, en nombre del deporte paralímpico, “la práctica deportiva es una excelente herramienta para que la persona con discapacidad sea menos discapacitada”. Y el profesor Reina lo rubricó explicando los beneficios que les reporta proporcionándoles mayor y mejor predisposición al estudio y evitando su aislamiento, lo que aconseja mejorar la coordinación entre los servicios de apoyo a los universitarios con discapacidad y los de deporte dentro de cada campus. Insistió además en formar para esta tarea al personal universitario que atiende las prácticas deportivas, pues ha sido denunciado como una de las principales carencias por los alumnos participantes en el estudio.
Situación objetiva y conclusiones
Tras su trabajo de campo, el informe ofrece una serie de recomendaciones para mejorar el acceso al deporte universitario del estudiantado con discapacidad, dado además que el 90% de los entrevistados entiende relevante la práctica de actividad física y deportiva por este colectivo, pero sólo el 35,6% de los Servicios de Deportes dice tener experiencia con este tipo de alumnos. Es más, el 28,2% de los Servicios de Apoyo y el 20,6% de los Servicios de Deportes se reconoce sin preparación para responder a estas necesidades del colectivo.
La oferta de modalidades deportivas específica o inclusiva resulta “escasa o testimonial”, según el informe, lo que explica que el 95,1% de los estudiantes con discapacidad afirma no participar en ninguna actividad de competición. Entre las más practicadas se encuentran la natación y otras actividades acuáticas, junto a spinning, yoga, pilates, aerobic, actividades de sala o gimnasio y running.
Por lo que respecta a las barreras más destacadas, se mencionan la escasez o inexistencia de ofertas inclusivas o de iniciativas de los Servicios de Deportes; la deficiente difusión y comunicación interna; el mantenimiento de estereotipos y actitudes negativas; la mala accesibilidad a las instalaciones; la carencia de formación de los profesionales; y la falta de recursos.
Por contra, como factores ‘facilitadores’ se citan la general buena predisposición del personal, la colaboración con entidades externas; e incentivos como becas deportivas o exención de tasas.
Apuntes que permiten rematara el trabajo con un listado de recomendaciones de futuro, entre las que figuran incrementar la oferta y ls oportunidades de participación; acordar una Estrategia Local, Autonómica y Nacional de Deporte Universitario de Competición; facilitar el acceso y la diseminación de la Información; la formación de gestores y profesionales en relación al deporte universitario para personas con discapacidad; garantizar el cumplimiento de las normativas y resolver las carencias en accesibilidad; y aumentar la dotación de recursos humanos.