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Leticia Senaz y José Luis de Luna: Del "¡Qué guay!... He hecho feliz a tanta gente" al "Me daba a mí la corazonada..."
Entre estos dos agentes vendedores de los productos de juego de la ONCE acaban de repartir una fortuna, más de 12 millones de euros: él, en Sevilla, con el cupón diario del 3 de julio, y ella, en Ibiza, un par de días después, con el Cuponazo del viernes 5
A un buen puñado de sus clientes les ha sonreído... la ilusión. El sueño de ‘ser millonario’ se ha convertido en realidad con los premios repartidos por la ONCE estos últimos días, especialmente en Ibiza y Sevilla. La gesta, en esta ocasión, ha venido de la mano de dos ‘centinelas de la ilusión’ que a buen seguro tienen estrella, claro.
El Cuponazo del viernes 5 de julio lo repartía Leticia Senaz Ferreira, en la isla balear, con la venta de 60 cupones del premio mayor, y además uno de ellos el agraciado con el premio de 9 millones de euros. Pero es que esa misma semana, en el sorteo del miércoles 3, saltaba a la palestra Luis de Luna Esteban por haber repartido, en la tierra sevillana que le vio nacer, más de 1,7 millones de euros con el cupón diario.
A Leticia le costó perder su timidez y empezar a vender con fluidez. Cuenta ya con 38 primaveras y es gallega de nacimiento aunque ha vivido en Ibiza desde que era una niña. Con apenas 11 años se afilió a la ONCE y cumplidos los 18 empezó a trabajar como vendedora de sus productos de juego. La conoce todo el mundo y todos la felicitan por haber repartido tanta alegría convertida en millones de euros. Así que ella se siente muy, muy contenta. “Sí, por supuesto. Saber que haces feliz a tanta gente... No sé cómo decirte..., te hace sentirte muy bien”, nos confiesa mientras atendía, al tiempo, su labor en la venta. Emoción y sentimientos que nos comparte (0,68 MB), desde el otro lado del hilo telefónico. “¡Qué guay, de verdad! ¡He hecho feliz a tanta gente que realmente lo necesitaba!”, explica.
Simpatía y cercanía definen su carácter, una vez superada la timidez de antaño, cuando, tan joven, arrancó en su punto de venta. Nos cuenta que estudió hasta los 15 años y estuvo pegada a las faldas de su madre hasta los 18. Luego cogió carrerilla y ya es madre... ¡y abuela! Su nieta, de hecho, es mayor que su segundo hijo, de dos años. De su infancia recuerda con cariño la ayuda de la ONCE, ya en el colegio; y aquella especie de prismáticos “que me ayudaban a ver de lejos... Eran una pasada, me encantaban”, apostilla (0,46 MB).
De esos primeros tiempos como ‘centinela de la ilusión’ reconoce que no resultaba comercialmente muy rentable, porque vendía poco. “Era muy jovencita. No ofrecía bien el producto... (0,28 MB). Lo típico, que te da vergüenza. Hasta que te pones, aprendes y te dices: ‘habrá que quitarse la tontería y, si quieres vender, ofrecer’. ¿Entiendes? Cambiar la actitud”. Poco más que decir: ¡lo consiguió!, y al final con Cuponazo...