Personas ciegas disfrutan del Taichí y el Chi-Kung a orillas del Atlántico en A Coruña
Cada jueves a media mañana, durante los pasados meses de julio y agosto, la explanada de As Escravas, junto a la playa de Riazor en A Coruña, ha sido foco de atención para paseantes y turistas. Una quincena de personas ciegas han realizado allí sus prácticas de Taichí y Chi-Kung, organizadas para sus afiliados por el departamento de Servicios Sociales de la Territorial de ONCE en Galicia que -como explica su responsable, Dolores Venancio- programaba por primera vez actividades durante este periodo estival.
Y con un resultado óptimo, pues para estas disciplinas es especialmente adecuada esta práctica al aire libre -en plazas, parques o jardines- al favorecer un contacto con la naturaleza que ha sido además posible gracias al buen tiempo que les ha acompañado. El grupo de afiliados, incluido un compañero sordociego integrado en el grupo gracias a la ayuda del servicio de mediación proporcionado por la Fundación ONCE de Ayuda a Personas con Sordocegura (FOAPS) se reunía así cada jueves, de 11:00 a 12:30 horas, en torno a estos jardines, y no pocas veces contaba con la participación espontánea de otros viandantes.
Como nos explicaba la monitora coordinadora, Belén Añón (0,25 MB), estas modalidades como el Chi-Kung, aun proviniendo de las artes marciales chinas, constituyen una auténtica terapia que contribuye a regular el equilibrio tanto físico como psíquico de la persona a través del control de la respiración y los movimientos firmes pero lentos, que ayudan a eliminar las tensiones y el estrés. Además, tiene acreditados efectos positivos para quien padece de dolores musculares, artritis, etc.
El Chi-Kung, fundamentado como el Taichi en canalizar la energía vital de forma adecuada, busca alcanzar el correcto equilibrio entre la mente y el cuerpo; y esto -afirma Añón
(0,06 MB)- es especialmente importante para las personas ciegas, sin plantearles una excesiva exigencia física, pues se basa sobre todo en el control de la respiración y la práctica de la meditación. De hecho, la traducción literal de Chi-Kung es ‘el trabajo de la respiración’, y su práctica hace que nuestra respiración sea consciente y acompañe cada uno de nuestros movimientos y pensamientos.
Ceferino, uno de los afiliados participantes en las sesiones, coincidía en la conveniencia (0,25 MB) para este colectivo de realizar alguna actividad aeróbica, como caminar, y regularmente complementarla con otra que aporte flexibilidad, fuerza y equilibrio, y en su opinión esto lo está consiguiendo perfectamente con el Taichí.
Su satisfacción era compartida por otros muchos de sus compañeros, como Fran (0,41 MB) para quien era sobre todo significativo como le estaba ayudando en la capacidad de concentración y para conciliar el sueño y mejorar el descanso. O Valentín
(0,31 MB) que, a sus 65 años, asegura que a él lo que más le ha aportado es “tranquilidad”.
En definitiva, una iniciativa que ha sabido combinar sano ejercicio, con salud mental y contacto con la naturaleza y cuya práctica ha constituido una gran satisfacción para los más y los menos exigentes, como reconoce Toñi (0,39 MB), afiliada activa donde las haya y que confiesa haberse sentido muy contenta con este acercamiento a la tradición milenaria china.