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Los afiliados riojanos cocinan a fuego lento la última novela de Andrés Pascual

Ángel Palacios (arriba a la derecha), en plena faena en los fogones, y Andrés Pascual, en la cena, firmando ejemplares y saludando a admiradoresUna experiencia singular y creativa: cocinar a fuego lento una novela de éxito, traduciendo en los fogones sus referencias, guiños y escenarios... Los afiliados riojanos participantes en su Taller de Literatura y en el de Cocina (‘Cocinar a ciegas’) regresaron a la actividad postveraniega con una iniciativa que vuelve a unirles en torno a la lectura y la gastronomía. De manera similar a como ya hicieran, hace un par de años, con la escritora Care Santos y su relato ‘Media vida’.

En este caso se trataba de materializar las sensaciones que los integrantes del club literario habían experimentado con su reciente lectura de la obra ‘A merced de un dios salvaje’, de Andrés Pascual, y la creatividad desgranada por los que participan en la experiencia ‘Cocinar a ciegas’, con el chef riojano -y también afiliado- Ángel Palacios al frente, que han creado un menú inspirado igualmente en este caso en el contenido de la obra. Lo disfrutaron, además, el lunes 9 de septiembre, en el mismo marco geográfico que acoge la trama del relato y acompañados por el propio Andrés Pascual... ¿Qué más se puede pedir? Una ambiciosa iniciativa que, según afirmaba formato MP3 audio(0,48 MB)“llenaba el alma” como riojano del prestigioso cocinero con discapacidad visual que capitanea 'Cocinar a ciegas'.

Un proceso creativo a dos bandas

El grupo de afiliados durante su visita al pueblo de San Vicente de la SonsierraEl programa arrancó en las jornadas previas con la lectura del libro y el diseño del menú, respectivamente, por cada uno de los dos grupos. El mismo día 9, durante toda la mañana, los miembros del taller de cocina dieron los últimos toques al menú, con platos que aparecen en la trama porque también son degustados por los protagonistas de la novela. Y, convocados por la ONCE riojana, en torno a las 15:00 h. salieron de Logroño, junto a los participantes en el Club de Lectura, con destino a la cercana localidad de San Vicente de la Sonsierra, donde -acompañados de un guía local- conocieron sus casas de piedra, su castillo y su templo de Santa María de la Piscina, junto a los parajes, montes y viñedos que sirven de escenario a la obra.

Hubo luego una interesante experiencia enológica, con visita a la Sala de Sacacorchos del Museo Vivanco de Briones y a la cava del restaurante ‘La Vieja Bodega de Casalarreina’, donde se tomó un tentempié y se realizó una breve lectura en braille, además de animarse el grupo de afiliados con una jota riojana formato MP3 audio(1,30 MB) en toda la regla. Hubo tiempo también, por supuesto, para una animada tertulia literaria para analizar la obra y sus circunstancias espaciales, participada por los interesados lectores y el propio autor, Andrés Pascual, quien no ocultaba su emoción formato MP3 audio(0,29 MB) por la vivencia de lo que denominó “un día mágico” en torno a su creación.

Como culminación, una cena de confraternidad, con el menú preparado por nuestros afiliados, un “auténtico sueño hecho realidad” y en el mejor de los marcos, como expresaba Palacios formato MP3 audio(0,44 MB). Y cuyos ingresos fueron a parar a la Asociación Síndrome de Dravet, seleccionada por la asociación ‘Cocinar a ciegas’ como beneficiaria de la iniciativa; su propia presencia en la cena constituía para Ángel Palacios, al arrancar el ágape, el broche perfecto formato MP3 audio(0,44 MB) a esta experiencia cultural, culinaria y solidaria.

Montaje gráfico con distintos momentos de la preparación del menú en el taller riojano 'Comida a ciegas'Un menú para degustar a bocados

Con el título 'La novela a bocados', el menú constó de los siguientes platos:

Croquetas del primer encuentro con la 'marquesita';

Crema de calabacín con pisto de la tata Piedad (pero sin huevo, que la llamada lo impidió);

Puré de calabacín con merluza y la salsa mayonesa que sólo Alfonso sabe servir;

Revuelto de hongos (de una primera cena, o no);

Menestra a lo Julio César;

Sorbete de zurracapote de la batalla de Haro; Huevo (a 63 grados) con pimientos después de vendimiar;

Fardelejos con crema de Mazapán y helado de sombra de higuera (con permiso del marqués).