El braille de ayer y de hoy reivindica la extensión del sistema que abrió a las personas ciegas las puertas de la historia
En la conmemoración de su Día Mundial, la ONCE defiende la normalización de la que considera principal herramienta de acceso a la cultura y a la autonomía para la vida diaria
Como cada año, la ONCE se unió este 4 de enero al conjunto de las organizaciones representativas de los 285 millones de personas ciegas de todo el mundo para conmemorar el Día Mundial del Braille. En esta ocasión, además, con una idea muy definida: reivindicar el uso del sistema que permitió a las personas ciegas, hace apenas un par de siglos, salir de la oscuridad de la ‘prehistoria’, al carecer hasta entonces de una herramienta que les permitiera dejar constancia escrita, autónomamente, de su propia peripecia. Y, con ello, abrirse al conocimiento, la tecnología, la educación, el empleo; en definitiva, la vida tal y como la conocemos hoy. Por eso hizo un llamamiento a incorporar y utilizar el braille de forma más activa en bienes y servicios que asegure su accesibilidad a las personas ciegas, y contribuya así a su autonomía individual. Porque -como recordaba con motivo de la efeméride la secretaria de la Comisión Braille Española (CBE), Ana Llauradó (0,51 MB)- el sistema “ha sabido evolucionar incorporando nuevas signografías, códigos matemáticos, etc.”.
Una evolución que se ha materializado además en la aparición de nuevos instrumentos de lectoescritura de la mano de los avances industriales ayer y, hoy, de los últimos hitos tecnológicos digitales. El aprendizaje del braille es, por otro lado, como reconocía la propia Llauradó (0,73 MB), en unas declaraciones que recogió Aragón Radio, un reto al alcance de cualquier interesado: “aprenderlo de pequeños resulta siempre más fácil, pero es un algo relativamente sencillo para cualquiera que desee conocerlo”.
Además, para quien dispone de visión, permite la lectura sin necesidad de contacto táctil, sin necesidad siquiera de utilizar sus dedos, lo que le convierte en un sistema totalmente inclusivo, por ejemplo en las aulas donde se forman inclusivamente estudiantes con y sin discapacidad visual. En España, más de 7.500 ciegos lo tienen o lo han utilizado como método de alfabetización, para aprender a leer y escribir. Actualmente la ONCE impulsa también Braitico, un pionero método que permite su aprendizaje desde la cuna, como ocurre con el resto de bebés con el alfabeto convencional.
Todo ello explica que, a lo largo de la jornada del 4 de enero, y en los días previos e inmediatamente posteriores, se programaran numerosos reconocimientos y otras iniciativas en torno al braille en diferentes puntos y centros de la ONCE, que además le dedicó su cupón de ese sábado a esta efeméride del nacimiento de Louis Braille (1809-1852).
Exposiciones y reivindicaciones
En Barcelona, la Territorial de la ONCE en Cataluña montó una carpa en la céntrica Plaça de la Mercè, que sirvió -a lo largo de toda la mañana- para desarrollar diversas actividades con participación de centenares de personas, interesados y curiosos. Los asistentes disfrutaron de una exposición de libros y otros materiales en braille y en relieve, así como de útiles para escribir en este singular sistema tanto a mano como a máquina. Se realizó también un sencillo concurso que consistía en escribir el propio nombre en braille y se llevó a cabo una visita guiada a la calle Louis Braille, acompañados por un historiador que realizó un breve repaso de la historia personal e investigadora del docente francés, creador de este sistema de lecto-escritura, hoy universal. Visitaron también la que fue sede original de la primera ubicación de la ONCE en Barcelona y de su órgano predecesor, el Sindicat de Cecs. Finalmente se efectuó la representación de un fragmento de la obra ‘Los caminos de la luz’, biografía novelada sobre la trayectoria de Braille, cuya autora, Coia Valls, dio además lectura al Manifiesto reivindicativo presentado para conmemorar la jornada. Un comunicado que reivindica la consideración del braille como patrimonio material de la Humanidad y la normalización de su uso para la rotulación de todo tipo de productos y servicios.
En Madrid, unos días después, el 8 de enero, el Club Braille de la Territorial organizaba también su particular homenaje al recordado maestro ciego, como lo hacía, anticipadamente, el viernes 3 de enero, el Club Braille de la Delegación de Aragón en Zaragoza, desde donde la técnico de la Unidad de Producción y responsable del club, Victoria Cano, expresaba
(0,41 MB) las facilidades que concede la ONCE para dar satisfacción a las demandas de transcripción libresca que le hacen llegar sus afiliados, y muy especialmente los estudiantes respecto a sus libros de texto. La Territorial acogió igualmente una ilustrativa exposición de material braille, y en el Salón de Actos se realizó una lectura pública de textos en braille además de visionarse varios vídeos explicativos sobre sus características y técnica lecto-escritora.
El homenaje de Madrid consistió por su otro lado en la lectura, por parte de los miembros del Club local, de una serie de textos en braille, escogidos por cada uno de ellos y que dirigían al recuerdo de la figura del ilustre creador galo.
Reconocimiento a un referente de nuestro imaginario colectivo
La jornada del 4 de enero no fue oficialmente reconocida como ‘Día Mundial del Braille’ por la ONU hasta el pasado año, 2019, coincidiendo con el 210 aniversario del nacimiento de su creador, ciego él mismo desde su infancia. Y daba con ello respuesta a una larga reclamación de los 285 millones de personas ciegas de todo el mundo que venían conmemorando esa jornada con un sesgo reivindicativo, en homenaje a quien ideó este sistema que facilitó radicalmente su acceso al conocimiento, como había hecho apenas unos siglos antes la imprenta con el resto de la humanidad.
Sin ir más lejos, la utilización del braille y sus múltiples usos para una mayor accesibilidad será una de las temáticas que se abordarán este año en junio, en España, durante la celebración del World Blindness Summit Madrid 2020, que reunirá en la capital de España a más de 1.500 personas ciegas de 190 países del mundo, un movimiento impensable sin la universal utilización del sistema braille.
Su gran avance fue idear como signo generador del sistema una clave en combinaciones de sólo seis puntos (en principio partió de ocho), que caben justo en la yema de un dedo. Seis puntos que, en todas las posibilidades de inter-relación que ofrecen nos permiten, a través de sus 63 combinaciones, reflejar las diferentes letras y signos que conforman nuestros idiomas (el español, pero también el francés, inglés, chino, japonés, árabe, ruso...), además de haberse adaptado igualmente a la transcripción de partituras musicales, formulaciones químicas o jugadas de ajedrez.
El braille del día a día
Pero no se trata sólo de poder acceder a las fuentes de la cultura o de la mera información, como la que pueden acoger libros, periódicos o revistas. Paralelamente, el braille ha abierto el mundo a las personas ciegas para acceder a bienes y servicios de todo tipo, facilitando un nivel de autonomía personal muy elevado en todos los ámbitos de la vida.
Con una ‘línea braille’ enlazada al ordenador o a un terminal móvil, se puede navegar y leer (sin ver) todo lo que aparezca en su pantalla. Y, acercándonos a las acciones más elementales de la vida cotidiana, la signación braille entraña la diferencia entre poder o no utilizar con autonomía herramientas como una cocina vitrocerámica o un cajero automático, o poder clasificar y conjuntar la ropa que se acumula en nuestro armario, acceder a la planta deseada de un edificio o saber si la medicación que la persona ciega ofrece a sus hijos es la correcta...
Entre los grandes retos pendientes está sin duda, por todo ello, la extensión de la rotulación braille de la mayor parte de los bienes y servicios a disposición de la ciudadanía. La rotulación de etiquetas, que se ha conseguido extender a su práctica totalidad en los medicamentos, mantiene aún sin embargo muchas lagunas en otros numerosos ámbitos del consumo, como denuncia en nombre de la CBE Ana Llauradó (0,43 MB).
El braille se ha sumado también, como decíamos, a la revolución digital y a la formulación química o matemática, mediante un nuevo programa llamado Edico que permite seguir clases de elevado nivel trasladando fórmulas a braille.
En la vida diaria disponemos de relojes de pulsera que nos dan la hora en braille; se pueden resolver crucigramas y sudokus en braille; por supuesto los teléfonos móviles nos permiten manejarlos valiéndonos del braille..., un sistema que -por si todo ello fuera poco- permite a la persona ciega votar de forma independiente en las elecciones europeas, generales y autonómicas de manera totalmente autónoma y privada. Mucho, pues, es el camino recorrido pero no menos arduo el que queda por transitar como concluye (0,43 MB) en su valoración Ana Llauradó.
La RAE del braille
La ONCE creó en 1984 la Comisión Braille Española (CBE), un órgano que regula, como máxima autoridad en España, las normas de uso y desarrollo del braille, así como la simbología en relieve y color aplicable a láminas o cualquier producto ideado para su más accesible utilización por las personas ciegas: mapas, planos de edificios, señales, pictogramas, etc.
Creada en 1984, tiene como objetivo salvaguardar y desarrollar todo lo referido al sistema de lectoescritura que identifica a las personas con discapacidad visual, y que les permite participar en igualdad de oportunidades en casi todos los campos, incluidos el educativo, el profesional y el cultural.
Desde la Comisión Braille Española se asesora a distintas empresas y organizaciones sobre cómo incluir el braille en sus productos y servicios. Así, en 2019 se realizaron más de 400 asesoramientos, incluidos los de los sobres de voto accesible de los diferentes procesos electorales de dicho ejercicio.