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Voluntarios, la hermosa expansión del compromiso

Más de un 6% de la población española se levanta, un día sí y otro también, con la encomienda personal, libremente elegida, de ayudar de una forma directa y concreta a otro semejante. Va a ejercer como ‘voluntario’ en una acción que no podría haber sido mejor bautizada pues, evidentemente, nace de la voluntad del individuo por contribuir a un escenario mejor, más justo, equilibrado, equitativo, amable, para su propia existencia. Por eso es tan habitual escuchar de sus labios que ‘reciben tanto o más de lo que ofrecen’. Pero hay que vivir en propia piel esta experiencia para valorar hasta qué punto responde a una profunda condición del ser humano, a menudo camuflada por una sociedad que eleva a los altares otros valores, desde el éxito social al individualismo exacerbado.

De esos 2,7 millones de voluntarios españoles, cerca de 3.000 han decidido vivir ese compromiso de solidaridad siendo útiles a sus compatriotas ciegos o con grave discapacidad visual, es decir, prestar sus servicios a través del departamento de Voluntariado de la ONCE. Y con un exponencial crecimiento, de más de un 30% sólo en el último año. Para nuestra Organización constituyen uno de los mayores activos en su trayectoria como agente social, pues no puede olvidar que fundacionalmente a ella misma le guían estos mismos valores de cooperación, solidaridad y apoyo hacia quien, por sus condiciones personales, lo requiere.

Ni puede ocultar su satisfacción por que ese 'ejército humanitario' de voluntarios y voluntarias esté constituido, en casi un 15%, por personas con discapacidad; de hecho, en su mayoría, afiliados y afiliadas de la ONCE que se han implicado para ser de utilidad a sus propios compañeros en la medida de sus posibilidades... Es difícil encontrar un mayor ni mejor argumento que exprese nuestro orgullo de pertenencia a lo que no en balde denominamos como ‘gran familia ONCE’. 

La Organización no pierde de vista su independiente compromiso con la extensión y mejora de sus Servicios Sociales para personas ciegas, pero la complementariedad que supone el acompañamiento, el apoyo cultural, deportivo, etc. del voluntario que tiende su mano para facilitarles (sólo este último año a más de 4.500 afiliados/as a través de 74.300 acciones) la más normalizada vivencia de sus actividades cotidianas constituye un éxito que se extiende con la misma intensidad que las propias vocaciones voluntarias.

Que ahora, además, se abra a un programa de Voluntariado Internacional, en materias como Inclusión Educativa, Formación e Inclusión laboral y Fortalecimiento del movimiento asociativo de personas con discapacidad visual, es la guinda que viene a coronar un auténtico ejemplo solidario que abre ventanas de esperanza hacia el futuro de la propia condición humana.