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Una doble discriminación lastra el acceso al empleo de las mujeres con discapacidad

Gráfico de la tasa de inactividad laboral de las españolas con discapacidad en el último decenioEl Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo de la Fundación ONCE (Odismet)Abre Web externa en ventana nueva ha hecho púbico, con motivo de la conmemoración del Año Internacional de la Mujer un estudio que muestra que el 66,4% del total de 809.000 españolas con discapacidad en edad laboral están inactivas, frente al 28,3% de las mujeres sin discapacidad. Lo que valora como ‘una doble discriminación’ -por razón de sexo y de discapacidad- ante el acceso al empleo.

Según el informe, el entorno familiar, la sociedad en general y el mercado laboral en particular tienden a condenar a la inactividad y coartar así sus aspiraciones de integración laboral en igualdad a este colectivo, y por tanto su desarrollo personal. Porque el empleo -más allá de como soporte económico- es piedra angular de la integración y del reconocimiento social. Quedar al margen del trabajo remunerado comporta déficits en el desarrollo del individuo, incluyendo la dependencia de terceros en términos económicos.

Además, está realidad no viene vinculada a condiciones de incapacidad laboral más o menos recurrente entre estas personas, pues apenas el 35,5% de estas prestaciones tienen a las mujeres como beneficiarias, y en los casos en que reciben alguna de estas pensiones su cuantía es sensiblemente inferior a las percibidas por los hombres del colectivo de personas con discapacidad: 843 euros de media, frente a 1.003 para los varones.

En la misma línea de precariedad apunta la mayor presencia de mujeres entre las personas perceptoras de pensiones no contributivas (las dirigidas a personas sin recursos y en situación de necesidad, aun cuando no hayan cotizado); en concreto, el 73% de las prestaciones económicas de estas características dirigidas a personas con discapacidad.

Tampoco arroja perspectivas esperanzadoras la evolución reciente de esta situación, pues aunque se registró una tendencia positiva continua hasta 2013, a partir de entonces se registran fluctuaciones que en 2018 dejaban sus valores de actividad laboral al mismo nivel que en 2012. “A pesar de las justas reivindicaciones, de las evidencias discriminatorias y del esfuerzo permanente, la sociedad no evoluciona hacia la igualdad de oportunidades y la inclusión de la diversidad”, concluye el informe de Odismet. Las mujeres con discapacidad se ven afectadas por clichés y prejuicios educacionales y sociales que suelen relegarlas a funciones vinculadas a labores del hogar y de atención familiar, obstáculos que las condenan a la dependencia económica, al riesgo de pobreza y exclusión social, impidiendo un desarrollo profesional y personal que las conduzca a la autosuficiencia.

Por eso se reclaman “cambios estructurales, sociales y educacionales que secunden el camino hacia el empleo de las mujeres con discapacidad”. Una conciencia social que respalde el esfuerzo, que aliente oportunidades y cimiente políticas igualitarias e integradoras, para la que el organismo de Fundación ONCE ofrece información permanentemente actualizada sobre las mujeres con discapacidad y su relación con el empleo, como punto de partida para conocer y evidenciar la situación marginal existente, desde donde construir los pilares necesarios hacia la equidad.