El próximo 15 de junio se incorporarán a sus puntos de venta en Jerez y Málaga, respectivamente, junto a la red de vendedores de toda España

José Miguel Díaz tiene 35 años y es de Yunquera, un pueblo de la Sierra de las Nieves de Málaga. Y además de su discapacidad visual tiene un problema de cadera que le dificulta la movilidad, pero ello no es impedimento para realizar una vida plena y totalmente autónoma.

Se considera una persona íntegra, justa, simpática y extrovertida, “aunque mi gran defecto, probablemente, es la inseguridad en algunos aspectos de mi vida y mi falta de racionalidad ante una situación de injusticia... A veces mi corazón le gana a mi cabeza fría”, confiesa.

Por ello, durante esta crisis sanitaria que, como a todos, le ha obligado a permanecer prácticamente encerrado en casa, lo que más ha echado de menos es salir cada día, como lleva haciendo casi 10 años, a vender sus cupones y por tanto a ver a sus habituales clientes, con los que ya ansía reencontrarse muy pronto. Eso sí, provisto con todas las medidas de seguridad (0,28 MB) necesarias contra el covid-19.

Porque además de sus paseos por la playa, el campo y las calles de su pueblo, acompañado por su perrita, “y de viajar para conocer la cultura y la gastronomía de cada lugar, mezclándome con su gente... Mi frase siempre es, ¿aquí qué se come y qué se bebe?”, asegura que su trabajo representa una parte fundamental en su vida. Tanto, que se siente convencido de que lo que se ha demostrado en estos difíciles tiempos es que, “si la ONCE no existiera, habría que inventarla” , asegura (0,48 MB), por su inmensa tarea.

Valor añadido y... un futuro mejor

No muy lejos de Málaga, su compañera Hirah Zine, también de 35 años, está igualmente deseando volver a la actividad laboral como agente vendedora, en su caso en Jerez de la Frontera (Cádiz).

Al contrario que José Miguel, Hira lleva trabajando en la ONCE muy poco tiempo. “Me incorporé el 17 de febrero -nos cuenta-, aunque la verdad es que siempre he querido formar parte del Grupo Social ONCE”, afirma. La vida laboral de Hira se había desarrollado hasta ahora en el sector de la hostelería, con contratos parciales y de temporada... “Así no había manera de prosperar”, confiesa. De modo que formar parte de la red de ventas de la ONCE “ha supuesto para mí una ilusión muy grande y me ha dado una perspectiva de futuro, un valor añadido para mi vida y la de mi niña, porque esto nos ayudará a tener una mejor calidad de vida”, afirma convencida.  

Para ella, por supuesto, el confinamiento ha resultado muy duro. “He echado mucho en falta mi trabajo y a mis clientes”, dice (0,64 MB).

De esos primeros días incorporada a la ONCE evoca también alguna que otra anécdota que le dibuja una sonrisa en su rostro, desde su recuerdo como 'primeriza' agente de ventas. “Haciendo un día mi ruta normal, un coche me pita y se para... La conductora me cuenta entonces  que yo le había vendido un cupón cuyo número coincidía con el de mi fecha de cumpleaños y que le había animado a que lo comprara convencida de que  le daría suerte.... Y que, efectivamente: tuvo premio”, nos cuenta (0,69 MB) ahora entre risas.

En definitiva, que Hira cuenta ya los días para volver al trabajo, porque, “como a todos los compañeros, me gusta trabajar con las personas, darles mucha ilusión cada día y, sobre todo, comprobar que se encuentran bien”, apostilla (0,58 MB) nuestra compañera.