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Manoli Carrión se une a la denuncia del  “aislamiento e invisibilización” sufrido por  las mujeres mayores con discapacidad durante la pandemia

Manoli CarriónLa afiliada castellano-manchega, maestra jubilada, es 'Referente estatal del Mayor' de la ONCE 

Representantes de organizaciones del sector de la discapacidad y mujeres mayores denunciaron el pasado 30 de septiembre el especial 'aislamiento, soledad e invisibilización' de esta parte de la ciudadanía durante la pandemia de covid-19, una situación que, en su opinión, ya sufrían pero que la pandemia ha agravado singularmente.

Entre ellas, la 'Referente estatal del Mayor' de la ONCE, Manoli Carrión, participante en el  seminario virtual ‘Mujeres mayores con discapacidad, mayor discriminación’, enmarcado en el ciclo de webinarios ‘No estás sola’, que se celebran a iniciativa de la Fundación CERMI Mujeres a raíz de la pandemia, y que vienen reclamando el acompañamiento y la participación de las mujeres con discapacidad en todo este proceso, así como de las madres y cuidadoras de familiares con discapacidad (en su inmensa mayoría mujeres).

Carrión explicó que más de la mitad de afiliados a la ONCE son personas mayores, por lo que, aseguró, “tienen una mochila de conocimiento y vivencias enormes”, pero, “sin embargo, sufren también gran discriminación”. En la misma línea, defendió también que “a las mujeres mayores con discapacidad no se nos puede discutir nuestro carácter transformador”, al tiempo que detalló el trabajo que desde la ONCE se realiza en favor de las personas ciegas mayores para luchar contra lacras como la soledad.

El encuentro contó con otro importante testimonio, también en primera persona, el de Lourdes Montorio, quien expuso que “los principales temores que hemos tenido las mujeres mayores con discapacidad” durante la pandemia han sido la soledad y “no saber adaptarnos a las nuevas tecnologías sin ayuda”. Además, criticó que a las personas mayores se les tenga “más encerradas solo por el hecho de ser mayores, cuando -manifestó- seguimos siendo útiles”.

Mayor invisibilidad

Mariqueta Vázquez, presidenta de la Asociación de Mujeres por un Envejecimiento Saludable, advirtió por su parte que “las mujeres ya tenemos discriminación por el hecho de serlo, pero si le añadimos canas, kilos, discapacidad y otras circunstancias, sufrimos mayor invisibilidad pese a que vivimos más años”. Por ello denunció que la situación de las mujeres mayores con discapacidad no es nueva, “sino que el coronavirus la ha empeorado y la ha dejado, todavía más, al descubierto”. Y en relación con la situación en las residencias, reprochó que “nadie haya hecho nada por cambiar su funcionamiento” tras la primera ola del coronavirus, cuando “la soledad y el aislamiento eran lo único que veían las personas mayores” en los centros. “¿Por qué no se pueden hacer grupos burbuja, por ejemplo?”, se preguntó Vázquez, para quien “la culpa” del aislamiento y de la falta de atención sanitaria de las personas mayores contagiadas “no es de los profesionales, sino de la falta de medios y de personal”.

En este sentido, Pilar Rodríguez, presidenta de la Fundación Pilares para la Autonomía Personal, exigió que las medidas que se adopten para hacer frente a la pandemia “tengan en el centro” a las personas mayores y especialmente a las mujeres. De esta forma, denunció la “violación de derechos” que sufren las mujeres mayores y resaltó que “nuestros derechos no caducan con la edad, aunque vivamos 100 años”. También aprovechó su intervención para arremeter contra las “vulneraciones de derechos” que a menudo sufren las mujeres mayores, como la imposibilidad de decidir sobre su propio patrimonio, elegir libremente cómo relacionarse o poder disfrutar de su sexualidad.

En este contexto, Pilar Ramiro, miembro de la Comisión de Envejecimiento Activo del CERMI Estatal, llamó a reflexionar sobre la situación en la que se encuentran las mujeres mayores con discapacidad y criticó que esta parte de la población sufra “tanta invisibilización” pese a que es un colectivo “muy numeroso”. Ante la segunda ola de la pandemia, pidió que se planteen opciones como trasladar a mujeres mayores a hoteles o facilitar que puedan salir a la calle, “sobre todo, porque se nos dice que en espacios abiertos se corren menos riesgo de contagio”. En todo caso, exigió “tomar las medidas necesarias para que no sigamos muriendo de coronavirus", e instó a replantear el modelo residencial actual para que existan alternativas con más apoyos para la autonomía personal.

Por otro lado, Juan Manuel Martínez, presidente de la Confederación Española de Personas Mayores (Ceoma), explicó que, aunque el 75% de las personas mayores son mujeres, “consumen menos recursos de atención sanitaria, incluidas las que tienen discapacidad”. Asimismo, lamentó que, pese a que la mujer “está en el centro del ejercicio de los cuidados, cuando llegan a edades avanzadas, sufren mayor soledad y aislamiento”.

Entorno rural

Intervino igualmente Donelia Roldán, senadora del PSOE y vicepresidenta primera1ª de la Comisión de Igualdad de la Cámara Alta, centrando su intervención en la situación de las mujeres con discapacidad que residen en el entorno rural, que calificó de “preocupante”. En su opinión, hay que conseguir que los transportes lleguen a estos domicilios, al igual que la atención sanitaria, y reclamó la eliminación de barreras y la libertad individual de las personas afectadas para poder elegir vivir en su propio entorno. “Nos queda todavía mucho por conseguir, pero por aquí pasa el futuro”, apostilló.

El webinario contó también con la intervención de Roberto Rojas, jefe de Sección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad en el departamento de Inclusión Social de la Organización de Estados Americanos, primera organización regional internacional en contar con una Convención en defensa de los derechos de las personas mayores. Dicho tratado ha sido ya firmado por siete Estados y, según afirmó Rojas, cuando alcance la ratificación de un mínimo de 10 países, se podrá crear un comité de seguimiento y evaluación.

Este experto resaltó también que, “con el paso de la edad, las personas mayores tienden a adquirir en general algún tipo de discapacidad, por lo que suelen ser víctimas de múltiples tipos de discriminación”. Según expuso, esta situación se agrava en el caso de las mujeres, porque sufren factores como menores ingresos por haberse dedicado tradicionalmente a trabajos domésticos.