Expansión e Igualdad para plantar cara a la pandemia
Soria, Ávila, Zamora, tres de las capitales de provincia de Castilla y León más castigadas por la crisis, por el proceso de despoblación rural y el consiguiente desequilibrio territorial de nuestro país vuelven a disponer (junto a la ciudad de Teruel y la isla de La Palma en Canarias) de su propia Agencia de la ONCE. Una apuesta que la Organización planteó en el pasado ejercicio, con unos muy positivos resultados económicos por la evolución de sus ventas, pero a la que no ha arredrado el bofetón con que el virus covid-19 ha golpeado a toda la sociedad, aquí y en los confines del planeta. Bien al contrario, la pandemia ha reafirmado a la entidad, con mayor determinación si cabe, a mantener esta expansión institucional para plantar cara a una situación que es hoy más perentoria que nunca para miles de miembros de su colectivo: sus casi 73.000 afiliados y afiliadas y el conjunto de los integrantes del Grupo Social ONCE, con una plantilla global que supera también las 72.000 personas, casi el 60% de ellas personas con discapacidad.
Con esta decisión, la ONCE vuelve a materializar su presencia física en la totalidad de las capitales de provincia de nuestro país, y lo hace de la mano de cinco jóvenes mujeres afiliadas, para las que su discapacidad visual no ha sido óbice para desarrollar otras tantas carreras profesionales de éxito, maridando -para asumir sus nuevas responsabilidades- un coctel inmejorable: formación, experiencia, juventud y las indispensables gotas de ilusión para afrontar las dificultades y alcanzar sus objetivos.
Si algo nos ha mostrado el tifón de la pandemia asolando universalmente a nuestro planeta es que las respuestas más lúcidas y efectivas se han dado en naciones lideradas por mujeres, de Europa a Asia o a Oceanía... Nuestras flamantes nuevas directoras serán -sin duda- otros ejemplos de esta dimensión de empatía social combinada con la capacidad de gestión. De momento, como nos cuentan en estas mismas páginas, aterrizan en sus nuevos destinos con entusiasmo y determinación; y con las ideas muy claras respecto a las prioridades que impone el tiempo presente. Como esos 14.000 afiliados y afiliadas mayores de 60 años que viven solos, muchos de ellos en zonas rurales que caerán ahora sobre su área de competencia; o esos 7.500 estudiantes ciegos repartidos por todo el país que afrontan un nuevo curso bajo la amenazante sombra de volver a perder la presencialidad escolar... En definitiva, poniendo por delante de cualquier otra consideración la atención a las personas, y en especial a los más vulnerables. Éste es el ADN primordial de la Casa que representan, que siempre ha incorporado, pero ahora más que nunca y con todo orgullo, el cromosoma XX.