Gracias a su solidaridad muchos compañeros regresaron a casa y un centenar de futuros perros guía estuvieron atendidos durante la gran nevada, en enero

Compromiso, responsabilidad y solidaridad ante la adversidad. Nadie se quedó atrás y pintaban bastos. Por si fuera poco, a la pandemia por el coronavirus se sumó, con el recién estrenado y esperanzador 2021, el temporal Filomena protagonizado, en Madrid, por el congelador manto blanco propio de otras latitudes. Si es o no año de bienes, dependerá de cada circunstancia, claro. Conservar la serenidad y enfrentar los propios miedos es buen detonante, de entrada, para comenzar a andar... Así, de nuevo, la buena gente del Grupo Social ONCE se movilizaba ante la necesidad de compañeros atrapados por la nieve, en sus lugares de trabajo; y otros, aislados en la Escuela de la Fundación Once del Perro Guía, han cuidado ‘sin descanso’ a los cachorros y futuros perros guía.

Sarai Benito Minguela, Susana Bravo Díaz, Rafael Alameda Iriepar y Claudia Simón De Santiago son algunos de los protagonistas de la ‘crónica de acción’ durante los días de la nevada del siglo... o ¡de siglos!

Al volante de un todoterreno anduvo Sarai... al rescate. Mujer luchadora e intrépida. Nada ni nadie le pone freno en la vida. Y mucho menos cuando se trata de ayudar en tiempos revueltos. Hace poco más de un año arrancó su periplo laboral en Ilunion, como supervisora de Outsourcing o de servicios auxiliares, en la zona norte de Madrid. Quién le iba a decir que, en pocos meses, se declararía una pandemia y recientemente un temporal... Ella sabe sobreponerse a todo o casi, con una sonrisa. No le queda otra. Sobrevivió, de hecho, al atentado terrorista del 11-M (marzo 2004), con duras secuelas como la pérdida parcial del sentido del oído o con dolor físico permanente. Sin entrar en más detalles comenta que le gusta hacer por los demás “lo que a mí me gustaría que hicieran por mí”. Y bien que lo lleva a la práctica...

Con más de un metro de nieve se tornó imposible conducir su vehículo de empresa. A sabiendas de que sus compañeros de servicios auxiliares permanecían en sus puestos de trabajo atrapados por el temporal, sin posibilidad de relevo, buscó las vueltas para rescatarles. “Pregunté a mis vecinos si tenían cadenas para intentar salir con mi coche... Uno de ellos me dijo: ‘Sarai, si quieres te presto mi cuatro por cuatro’. Y así fue. Mi vecino me dejó su vehículo. El domingo 10 y el lunes 11 (de enero) fueron los peores días. Las carreteras estaban llenas de coches inmovilizados... Estaba todo bastante complicado”, relata sin acritud (1,08 MB). Muchas horas al volante (más de 700 kilómetros recorridos),  con idas y venidas en “el tanque”, tal y como se refiere al todoterreno “porque había zonas con más de metro y medio de nieve y te podías meter sin problema”, apostilla. Sea como fuere logró facilitar el relevo a compañeros que permanecían solos en el puesto de trabajo, durante más de dos días, sin posibilidad de volver a sus casas. “Creo que todos tenemos habilidades a pesar de nuestras limitaciones”, concluye Sarai, una mujer todoterreno que saca del apuro a quien se cruza por su camino.

Atrapados en buena compañía. La nieve aisló del mundo la escuela de la Fundación ONCE del Perro Guía, en la localidad madrileña de Boadilla del Monte, con su centenar de futuros perros guía, el guarda de seguridad, dos cuidadoras atrapadas -sin posibilidad de relevo en 4 días- y el entrenador Rafael Alameda, que recorrió 10 km. andando para echar una mano...

Claudia Simón, del equipo de cuidadores de la escuela, la tarde del viernes 8 de enero ya se quedó en el centro sin poder regresar a su casa. Es una joven voluntariosa, lleva medio año trabajando en la escuela y está feliz rodeada de perros. Una veterana en estas lides es Susana Bravo, que se había incorporado ese misma tarde a la jornada nocturna. “Eran las nueve y media y nos quedamos juntas para hacer el turno de noche; había que preparar las comidas, los medicamentos de las doce, había una mami que estaba malita... un poco lioso todo (0,28 MB)”, dice la novel Claudia. Nada que no pudieran solventar con buena voluntad y la maestría de Susana, con conocimientos en educación y adiestramiento de animales, auxiliar de veterinaria y voluntaria en mil y una protectoras de animales. Cansancio físico y emocional, claro, con tanto perrillo llamando la atención y reclamando cuidados y mimos. Sorprendidos y quizá ajenos a los desvelos de sus cuidadoras, los futuros perros guía disfrutaron, algún que otro ratito, con el descubrimiento de la nieve. Alegría, también, en aquella mañana de sábado al recibir, con los brazos abiertos, al compañero Rafael que, literalmente, se había tirado a la calle, con paciencia y buen ánimo, para llegar al centro andando. Él le resta importancia pero para Susana y Claudia fue la salvación. “Son muchos perros, muchas comidas que dar... estaba todo nevado no podíamos sacarlos ni a los parques ni a los patios...”, comentan. “Rafa nos salvó básicamente; se presentó sin esperarle y ¡vamos, nos salvó! Es nuestro héroe sinceramente porque tener una persona más se notaba muchísimo”, concluye Claudia. (0,36 MB) Generoso y vocacional, el héroe, que ha dejado de ser anónimo, alaba el trabajo de sus compañeras y da pábulo al resto del equipo de perreras que se fueron incorporando sin pausa... con final feliz.

Genoveva Benito