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Maider Lobo: "Las personas con baja visión no podemos quedarnos en casa y perder más tiempo"
Técnico de Apoyo al Empleo en Euskadi y Cantabria
Maider es bilbaína, tiene 26 años y lleva ya media vida afiliada a la ONCE, desde que con 12, leyendo en el colegio 'El Lazarillo de Tormes', la profesora de Lengua se percató de que se acercaba mucho al libro. “Maider, no ves bien”, le espetó la profesora. “Y así comenzó todo”, recuerda Maider. (0,89 MB) Tras diversas pruebas oftalmológicas le diagnosticaron la enfermedad de Stargardt. “Supuso un alivio porque hasta que dieron con ello, recuerdo que me sentía muy cuestionada porque no acertaba a dar un testimonio con la suficiente credibilidad”.
Tener baja visión en la sociedad en la que nos toca vivir implica en numerosas ocasiones dar explicaciones, no sentirse incluido o intentar encajar respuestas que a veces pueden sonar fuera de lugar. “Yo soy una mujer muy segura de mí misma, y aunque me siento muy empoderada no todos los días estamos con los mismos estados anímicos, y he vivido también situaciones desagradables”, confiesa al recordar la vez que yendo en el autobús, el chófer le increpó porque entendía que estaba utilizando la tarjeta de transporte de su abuela, que es del mismo color que la suya; o en aquella otra ocasión en que “probándome un blaiser en una tienda, pregunté a la dependienta si era de color azul marino o negro” y esta le respondió airadamente (0,84 MB): “¡Hombre, está claro que es azul marino”.
“Creo que las personas con baja visión en ese tipo de situaciones no debemos perder los papeles; considero que la sociedad ajena a nuestra realidad no está preparada aún para saber qué es la baja visión, y no siempre estamos preparados para dar la respuesta correcta”, opina Maider (2,01 MB). Por tanto, al preguntarse cuál sería el mejor modo de reacción antes tales situaciones cree que “ no debemos autoexigirnos continuamente tener que dar las respuestas adecuadas en en los momentos oportunos. Quizás con un vale, gracias, sería suficiente. Los prejuicios se basan en el desconocimiento, pero también deberíamos hacer autocrítica y pensar, pues si me lo preguntan será por algo. Hay que salir del papel de víctima, del papel de dar pena. Nosotras ya sabemos cuándo debemos pedir ayuda. Cuando la necesitemos la pediremos, mientras tanto que nos dejen vivir”, asevera.