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A LA INCLUSIÓN POR LA CULTURA  

La palabra cultura es un concepto muy amplio que arranca del latín “cultus” (cuidar del campo y del ganado) pero que, poco a poco, fue derivando en “cultivar” y acercándose, de la mano del pensador romano Cicerón, al espíritu actual: cultivo del conocimiento, de buen gusto por las manifestaciones artísticas, principalmente la música, las artes plásticas, el teatro o la literatura. En tiempos de pandemia, la cultura - la música, el cine o los libros- ha sido una vía de escape, casi de vida, para muchas personas. Y este es un camino que no puede estar vetado para las personas ciegas y con discapacidad. Por eso, el Grupo Social ONCE trabaja con intensidad para evitarlo y ha diseñado una primavera cultural sin parangón, una demostración de cómo incluir, también con la cultura.

Tras conmemorar el Día del Libro con muchas actividades que demostraron por todos los rincones que “leer nos hace iguales”, han llegado las diferentes ferias del libro y una que destaca especialmente, después de San Jordi, que es la Feria del Libro de Madrid. Y allí ha vuelto la ONCE con el braille, con el sonido, con el relieve, con sus texturas y con sus colores … al retiro mágico de las letras, es decir, al madrileño parque de El Retiro, para estar presente en la cita por antonomasia de las letras en nuestro país, con la caseta más espectacular de todo el recinto. Un stand que está sorprendiendo a los miles de visitantes que por allí pasan: una caseta que, desde lejos, llama la atención porque es totalmente accesible al tacto ya desde sus paredes, puesto que todos sus motivos -que protagonizan los personajes de la fantástica novela de Lewis Carroll ‘Alicia en el País de las Maravillas’-, se pueden recorrer y reconocer con las manos, una demostración de que, si se quiere, la accesibilidad es posible en todos los ámbitos de la vida, y la cultura no es una cuestión menor. 

Ya dentro de la caseta, los visitantes descubren muy sorprendidos el mundo de la lectura para las personas ciegas: material didáctico en 3D; un globo terráqueo accesible que informa en voz de todo lo que hay en las zonas a las que señala el puntero-lector; mapas adaptados y libros en audio y braille. Mucha emoción, que se dispara especialmente con los cuentos para niños, que suman tinta, braille, relieve y 3D para convertirse en pequeñas obras de arte cuyo fin no se queda ahí: están diseñados para lograr la inclusión en las aulas desde la igualdad, desde la facilidad de acceso al conocimiento y, sobre todo, desde la posibilidad de compartir y convivir en igualdad. Porque compartir es lo que estamos haciendo en la feria: compartir con la ciudadanía cómo la solidaridad que recogemos cada día en las calles a través de nuestros centinelas de la ilusión y sus productos de juego responsable, seguro y social, la devolvemos multiplicada por mil puntos braille en iniciativas como esta maravillosa caseta. 

Pero la primavera cultural de la ONCE no se para: sigue y sigue con mil y una iniciativas para pequeños y mayores. Una de las más tradicionales en estas fechas es la entrega de los Premios Tiflos de Literatura, otra oportunidad para seguir hablando de inclusión y apoyo a la cultura. Unos premios de prestigio que hablan alto de la apuesta de la Organización por la cultura y que han recibido 1.886 trabajos de otros tantos artistas de la tecla o del lápiz (ya pocos), que han intentado con sus textos aspirar a ganar un galardón de reconocido prestigio literario, que acumula 35 años y que cuenta con uno de los jurados más prestigiosos del panorama. Pero este, con una característica especial, los premios para las muchas personas ciegas que se atreven cada año a enviar sus escritos como grandes literatos. 

Y, para no olvidar a nadie, y mucho menos a los más pequeños, estos días se ha celebrado el I Campus Artístico para jóvenes ciegos, afiliados a la Organización de 7 a 14 años, que han llegado a Madrid desde todos los puntos del país para participar en una experiencia absolutamente motivadora que les ha hecho sentirse muy bien y perder los miedos a participar en diferentes áreas artísticas: música y artes plásticas concentraron la actividad durante un fin de semana que recarga las pilas para saltar al ruedo de la cultura inclusiva, al lado de sus compañeros de clase, de sus amigos o de sus familiares. Porque el impulso a la creatividad, a perder el miedo escénico, a facilitar el acceso a la cultura a través de las artes plásticas y las músicas, es sin duda otro acicate para su inclusión educativa. 

Son pinceladas, letras, colores, puntos, relieves, texturas, que demuestran que la cultura es y debe ser vía de inclusión obligada. Mucho se habla de accesibilidad física a determinados espacios (absolutamente necesaria), pero qué decir de accesibilidad a la cultura, seguramente una de las claves que nos define e identifica como seres humanos. Y es que en ese camino de igualdad que anhelamos, de cumplimiento de nuestros derechos, la cultura es clave de presente y de futuro para todos. El Grupo Social ONCE lo conoce, lo practica y lo demuestra, con una primavera cultural sin parangón.