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Ajedrecistas ciegos preparan el mundial en la localidad asturiana de Trevías junto al Maestro Internacional Daniel Rivera

Rivera observa a los ajedrecistas de la FEDC durante una de las partidas de la concentraciónCinco ajedrecistas ciegos o con baja visión, de la Federación Española de Deportes para CiegosAbre Web externa en ventana nueva (FEDC), se concentraron del 1 al 6 de junio en Trevías (Asturias) con el objetivo de preparar el mundial de la disciplina que se disputa a finales de mes en Ohrid (Macedonia).

Todos ellos prepararon la gran cita del año en tierras asturianas junto al Maestro Internacional, Daniel Rivera, quien mostró al grupo diferentes planes de juego, posiciones estratégicas y cómo afrontar el mundial.

La concentración tuvo lugar en la Pensión Restaurante ‘La Unión’, a la que asistieron el gaditano José Manuel Vela;  el tinerfeño, Agustín Fernández; el gallego, David Fernández; y el vasco, Óscar Sáez. Estarán acompañados por el técnico de ajedrez de la FEDC, Pablo Martínez.

Además de la parte teórica de la concentración, se llevaron a cabo tres encuentros con los clubes de Ajedrez Valdesva (Trevías), Club Deportivo Covadonga y Club de Ajedrez Antonio Rico, ambos de Gijón, y que sirvieron de entrenamiento práctico para la puesta a punto de los deportistas. 

Junto a ellos estuvo la catalana Iraida Casadevall, que preparaba simultáneamente su participación en el Campeonato del Mundo Juvenil IBCA (menores de 20 años) que tendrá lugar el próximo mes de julio en Castelnaudary (Francia). 

El ajedrez es un deporte de larga tradición entre las personas con discapacidad visual, por su facilidad para ser practicado de forma integrada en las competiciones con personas videntes.

Para la práctica del ajedrez, los ciegos necesitan sólo algunas adaptaciones en el material de juego. Por ejemplo, el tablero tiene los cuadros negros ligeramente más altos que los blancos para hacerlos diferentes al tacto.

Además, las piezas negras llevan, en su parte superior, una protuberancia que las distingue de las blancas. Cada casilla del tablero tiene un orificio en el centro, en el que se insertan las piezas a través de un pequeño vástago que éstas tienen en su parte inferior. Mediante este sistema, las manos del jugador pueden tocar todas las piezas sin derribarlas.

Las partidas entre ajedrecistas ciegos se juegan en dos tableros. Cada uno de los jugadores mueve las piezas en su tablero de modo que, al tocarlas, no moleste ni sea molestado por su contrario. Los relojes de ajedrez disponen de un mecanismo de voz con auriculares para acceder al tiempo de juego.

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