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40 AÑOS EN DEMOCRACIA

El 19 de enero de 1982, los hombres y mujeres ciegos afiliados a la ONCE votaron por primera vez en unas elecciones para decidir el futuro de la Organización. Apenas llevaban en España cuatro años ejerciendo el derecho al voto en elecciones generales y locales, o decidiendo sobre la actual Constitución, y esos afiliados y afiliadas pelearon por hacer extensivo ese derecho a su realidad más cotidiana, a su Casa, al entorno en el que desarrollaban su actividad y, en ocasiones, gran parte de su vida. Lucharon para que así fuera, y lo lograron. Alcanzaron el derecho a las urnas que, no mucho tiempo atrás, parecían tan lejanas. El próximo 1 de diciembre de 2022, algunos de aquellos (que felizmente siguen con nosotros) y muchos otros, que se han incorporado en estas cuatro décadas, tienen la oportunidad de seguir luchando y ganándose su futuro con el ejercicio de un derecho largamente deseado y defendido: el voto que ha impulsado -en paralelo a la realidad española- la mejor etapa en la historia de la ONCE: 40 años de gestión en democracia. Trato de buscar una palabra capaz de resumir el espíritu de los años 80 y acude a mi mente, enseguida, la palabra expectación. Teníamos los ojos muy abiertos, todo cambiaba a nuestro alrededor y los horizontes parecían ilimitados. Vivíamos una explosión de alegría y de esperanzas; de vida, en suma”, decía la escritora Soledad Puértolas en un texto escrito precisamente para un aniversario de la ONCE.

Se refería Puértolas a las vicisitudes de los años 80 del pasado siglo, los años en los que la democracia trataba de asentarse en España y se abría camino en la ONCE. Y continuaba: “Tiempos de reuniones en los bares, de discursos teóricos y mensajes de salvación…Podemos votar…¿Hacia dónde vamos a llegar?  Estamos inmersos en una nube de expectación”.  Ese era el espíritu de finales de los años 70 e inicios de los 80, en los que la ONCE estrenó sus primeras elecciones. Podemos decir bien alto que, 40 años después, hemos llegado lejos, muy lejos. Estamos en 2022 y se acaban de convocar las undécimos comicios. Nadie podría haber imaginado lo que sería la ONCE 40 años después, lo que sería el Grupo Social ONCE.

Solo algunos datos para situarnos: arrancábamos la década de 1980 con 26.700 personas afiliadas y ahora somos más de 71.000; el empleo global en la Organización no llegaba a los 20.000 trabajadores y trabajadores, la mayoría vendedores del cupón, y ahora somos casi 73.000 en ONCE, Fundación ONCE e Ilunion; había solo 1.345 estudiantes ciegos y ahora superamos los 7.100 en las aulas, garantía de futuro. En 1980 muchas personas ciegas se sumaban a ese espíritu de expectación del que hablaba Púertolas; 40 años después mantenemos el mismo espíritu, ese cosquilleo que genera un proceso electoral, una nueva fiesta de la democracia, que es siempre como abrir una nueva puerta a ganarse el futuro.

Los jóvenes deben conocer que en la primeras elecciones de la ONCE, la resistencia de la Administración era tan grande, que fue la propia Organización quién redactó las bases del proceso electoral y que tardó más de un año en convencer de la capacidad de las personas ciegas para ser dueños de su futuro. Afortunadamente, no nos encontramos en esa tesitura, pero debemos valorar la importancia del modelo que nos convierte en una Organización única en el mundo, gobernada en democracia por aquellos que ejercen libre y voluntariamente su derecho a acudir a las urnas, los mismos que pueden también conformar asociaciones que concurran al proceso electoral.

Hay mucho en juego: la responsabilidad de marcar el rumbo y afianzar la realidad de una ONCE (origen del hoy Grupo Social ONCE), que se ha convertido en un ejemplo mundial en la inclusión de personas ciegas y con discapacidad en todos los ámbitos de la vida y que ha sido capaz de impulsar un tejido asociativo de la discapacidad y de las personas en riesgo de exclusión en España y el mundo para construir sociedades mejores. Sociedades que se contruyen votando en democracia. Por eso el derecho a votar es personal e intransferible porque, de una manera u otra, tú decides.