La ONCE, junto a otras entidades de la discapacidad, envían y reclaman mayor ayuda para los refugiados saharauis con discapacidad
Los campamentos saharauis pueden estar albergando a 200.000 personas, de las que 300 tienen alguna discapacidad
Situados Tinduf y divididos en 5 distritos, los campamentos saharauis cuentan con una población estimada, ya que no hay censos oficiales, de unas 200.000 personas, de las que 300, entre ellas muchos niños y niñas, tienen una discapacidad física, intelectual o sensorial, como la ceguera.
Viven una realidad en la que la carencia de las necesidades básicas es algo generalizado, a las que se intenta hacer frente con mucha voluntad y esfuerzo por parte de las familias, sobre todo mujeres, las madres o hermanas de las personas afectadas, así como por los pocos educadores y educadoras que se empeñan cada día en salvar los hándicaps a los que se enfrentan los niños y niñas ciegos o con grave discapacidad visual, los que tienen autismo o los que sufren una grave parálisis.
Así nos lo cuenta Belén González, delegada de la ONCE en la Rioja, que partió el 7 de abril a territorio saharaui dentro de una expedición compuesta por 5 técnicos, 2 profesionales de Aspace, entre ellos un psicólogo de ARPA Autismo Zaragoza, una enfermera del hospital de Calahorra, y el presidente de la Asociación Riojana de Amigos de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), con el cometido de ofrecer formación básica y conocimientos a las personas que trabajan a diario con la población con discapacidad, especialmente niñas y niños.
Belén es, además de responsable de la ONCE en La Rioja, trabajadora social, por lo que cuando le propusieron viajar a Tinduf no se lo pensó. “En el Sáhara hay muchísimas carencias, más en el caso de las personas con discapacidad igual, pero dentro de la complicada situación y de tantas necesidades están bien atendidos, porque están en centros, en los que trabajan cuidadoras que cubren la atención de los niños y niñas con discapacidad desde la higiene hasta la alimentación, de manera que cuando vuelven a sus casas después de cada jornada ya han comido”, explica Belén. (1,32 MB)
La expedición facturó desde España todo el material posible con el fin de dotar a los centros de recursos y a las familias de, por ejemplo, colchones posturales antiescaras, que mejoran notablemente la calidad de vida de los niños con parálisis cerebral y sin movilidad en las piernas, ya que no tienen sillas de ruedas y eso les impide moverse por los campamentos.
Diagnóstico oftálmico, una prioridad
No obstante, en cuanto a discapacidad visual, Belén nos cuenta (0,93 MB) que en estos momentos es prioritario realizar entre la población una revisión oftálmica. “El viaje ha servido, además de conocer la realidad, para enviar materiales necesarios, como un colchón especial que ASPACE hizo llegar a una niña con parálisis, medicamentos y material sanitario, algún material educativo para niños ciegos y vendas duras para corregir la deformación de extremidades, pero en los casos de discapacidad visual, lo primero que necesitan son profesionales que realicen a esta población un diagnóstico oftálmico".
El viaje a los campamentos de Tinduf les brindó la oportunidad de visitar los centros que dan atención estos niños y niñas con discapacidad, y de mantener un feedback muy importante con las autoridades de servicios sociales en el Sáhara, con el fin de mejorar los servicios que prestan a esta población saharaui con discapacidad, pero, sobre todo, para poder elaborar un censo aproximado de personas con discapacidad, cuyos casos, en el caso de la ceguera, aún no se tienen cuantificados.
“Es cierto y nos sorprendió la proporción, porque pensamos que hay muchos más casos no detectados, porque por ejemplo sólo vimos 4 casos de discapacidad visual… Lo que más vimos fue autismo y parálisis o daño cerebral. Y me extraña porque el sol allí es cegador, además de la arena que se levanta con las ventiscas, tiene que haber muchas más dificultades visuales de las que ya están detectadas. Tal vez es porque los niños con discapacidad visual o auditiva, no se ven tanto, no salen de las casas… Sí sabemos que en los cinco campamentos hay cinco centros de atención especial, con aulas divididas por tipo de discapacidad, para trabajar con ellos contenidos educativos, además de rehabilitación, estimulación, etc., aunque sea a un nivel, ya digo, muy básico”, nos cuenta Belén.
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La responsable de la ONCE en La Rioja vuelve de este viaje absolutamente impactada por la fuerza y entrega de las mujeres saharauis, madres y hermanas, que su vez hacen de cuidadoras y educadoras de estos niños y niñas, en un entorno absolutamente adverso. “Poco puedo hacer desde mi postura, que soy una gestora y trabajadora social, pero sí dí algunas recomendaciones y pautas, como que se pongan en primera fila, ampliar el tamaño de las letras, porque además tienen lupas y telelupas que hemos envidado desde nuestra Fundación ONCE, que trabajen con colores contrastados, les expliqué técnica guía, y aunque es muy complicado, algo siempre se puede hacer”, manifiesta a nuestra revista. (1,39 MB)
Y apostilla asegurando (0,61 MB) que aunque “no se pueden abarcar todas las necesidades que hay, pero si a cuatro o cinco niños les echamos una mano, conseguimos que puedan venir aquí este verano con el programa 'Vacaciones en Paz', con el compromiso de ONCE Rioja, esos niños tendrán la posibilidad de recibir un diagnóstico visual por nuestros oftalmólogos que les puedan dar unas pautas de ayudas visuales y de graduación. Eso para mí sería muchísimo".
Mercedes Leal