Cada día, los millones de cupones de la ONCE que salen a las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades generan un halo de ilusión, de conversaciones, de reflexiones, de minutos de encuentro y confidencias entre nuestros “centinelas de la ilusión” y sus clientes, de esperanzas, de imaginación que vuela y vuela, de historias que arrancan en apenas un segundo. Pero no solo. Cada día, los cupones incorporan una imagen que se convierte en nuestro mejor embajador. Una imagen y un pequeño mensaje, siempre muy pegados a la realidad de la ciudadanía, que también sirven para reivindicar, para impulsar, para concienciar, para divulgar, para informar, para remover. Porque estamos hablando no sólo de cupones, estamos hablando de cupones con conciencia. Una conciencia y una imagen que se convierten en altavoz de reivindicaciones siempre sociales y siempre justas, o en reconocimiento de una labor que, muchas veces, pasa demasiado desapercibida.