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MÁS CERCA, ONCERCA

Hay ideas que, si no se hubieran planteado, habría que ponerlas en marcha sí o sí. Eso se suele decir del trabajo que realizan muchas personas y organizaciones en favor de quienes lo tienen un poco más difícil. A veces, eso se cuenta de la propia ONCE, de la Organización Mundial de Trasplantes, de la Cruz Roja y de tantas y tantas instituciones que, si no existieran, habría que crearlas con urgencia. Pero es que detrás de esas grandes marcas siempre hay grandes personas y grandes iniciativas. Hace no mucho tiempo, alguien ideó que los trabajadores y trabajadoras de la ONCE más cercanos a la residencia de personas ciegas pudieran hacer un voluntariado de llamadas, seguidas de visitas, para que ambos intercambiaran un rato de confidencias, de historias, de cariño, de conocimiento mutuo, de colaboración en los dos sentidos. Alguien imaginó un plan para estar más cerca, y nació ONCERCA.

Impregna el arranque de la ONCE y su vocación de futuro la idea de sumar personas, con y sin discapacidad, para componer una Organización capaz de dar cobertura a quienes tienen una realidad distinta en función de una perdida de visión total o parcial y, en función de ella, pueden requerir algún tipo de apoyo específico, simplemente para ejercer sus derechos de ciudadanía. Y esto se acomete con mil iniciativas realizadas con profesionales en otras tantas áreas especializadas: maestros, terapeutas, rehabilitadores, logopedas, expertos en deporte adaptado, en tecnologías accesibles… Pero ONCERCA es algo más, es un paso más de compromiso y solidaridad de casi 3.000 compañeros y compañeras del Grupo Social ONCE que, en un voluntariado sin igual, en un paso hacia la empatía sin medida, ofrecen compartir su bien más preciado, su tiempo, con personas ciegas en diferentes realidades.

Por eso, ONCERCA representa un paso más en la historia de la Organización, pero ahora con el protagonismos de los compañeros y compañeras por delante; con una idea de partida absolutamente revolucionaria por lo diferente: Compartir: compartir tiempo, compartir una sonrisa, compartir escucha, compartir necesidades y, desde ese punto de partida, estar cerca; que ninguna persona afiliada a la ONCE pueda sentir -con independencia del uso que pueda realizar de los servicios sociales de la Organización- que hablamos de una Institución administrativa y lejana, rígida y piramidal; todo lo contrario, un grupo formado por personas que quieren llegar y contactar con otras personas para entregarles un pedazo de su propia experiencia Grupo Social ONCE con la que conviven día a día.

Ya se sabe que los momentos de zozobra, en algunas ocasiones, son aprovechados para iniciativas que fructifican. No olvidemos que la ONCE nació en plena Guerra Civil; que este Plan ONCERCA se hace realidad después de unos años de dificultades sociales y económicas mundiales (a partir de 2007), con una crisis nacional y de las empresas y organizaciones de la que la ONCE no fue una excepción; y que la dura pandemia supuso un punto de inflexión en el Plan ONCERCA, que permitió realizar hasta 250.000 llamadas y llegar a todas las personas ciegas de este país, en todos los puntos, en un momento terrible.

Pues bien, esa es la fortaleza y el mensaje. Ante la soledad, compañía; ante la necesidad, colaboración; ante la prisa cotidiana, tiempo para compartir con compañeros que acaban siendo mucho más que eso; todo ello es ONCERCA, el programa institucional más humano del Grupo Social ONCE; el que une a más gente; el que provoca historias maravillosas entre personas que, a priori, apenas tienen nada en común; el que aspira a estrechar lazos y evitar soledades; más ONCE, más compañerismo; más compartir; más empatía; más cerca, más ONCERCA.