EDITORIAL
LAS LETRAS, ACCESIBLES ENTRAN
De todos es conocido el refrán popular que dice que “la letra, con sangre entra” y, aunque pueda ser entendido como un educación forzosamente dolorosa, esconde realmente la realidad de que gran parte de aquello que merece la pena, conlleva un periodo de esfuerzo y algo de sacrificio. El refrán aparece en “El Quijote” e incluso da nombre a uno de los cuadros menos conocidos del genio Francisco de Goya, que realizaba así una dura crítica a la sociedad de su época, donde el sistema educativo era apenas existente y cruel (en el lienzo, el maestro azota a un niño con las nalgas al aire); y hasta existen derivadas del refrán como la del dramaturgo Alejandro Casona, quien lo hizo suyo con un poco de guasa: «La letra con sangre entra... pero con sangre del maestro». Pues bien, si queremos que la letra entre, que es decir que entren la educación, el progreso, el conocimiento, el acceso a una vida mejor para todos nuestros niños y niñas, podemos dejar de lado la sangre pero, obligatoriamente, estas letras deben ser accesibles.