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JuegosONCE: protocolo de detección de conductas desordenadas de juego  

Logo JuegosONCEEl Juego de Azar a través de Internet constituye un nuevo Mundo para los jugadores tradicionales, más proclives a lo presencial. Las nuevas tecnologías han incorporado hábitos de ocio que merecen una reflexión.

Desde hace aproximadamente veinte años, las nuevas tecnologías digitales, forman parte de nuestras vidas en asuntos cotidianos, financieros, compras, gestiones con las administraciones y por supuesto están presentes en el ámbito del ocio y del divertimento, así, existen nuevas formas de jugar usando las nuevas tecnologías, tanto a juegos que ya existían y siguen existiendo en formato físico como a juegos que solo son posibles gracias a las nuevas tecnologías.

Hacerlo de esta forma, supone ampliar las posibilidades de acceder al juego por parte del jugador o consumidor, quien ahora, puede apostar, elegir la respectiva combinación, etc., desde cualquier lugar.

Centrándonos en las modalidades de lotería que son comercializadas por la ONCE a través de JuegosONCE, es posible jugar a cualquiera de los productos que se ofrecen de forma cómoda, y sin necesidad de desplazamientos o interacciones.

Esta forma de comprar, jugar o consumir, implica hacerlo de manera más aislada socialmente hablando, más privativa o anónima, y se podría decir que hasta más cómoda, al evitar desplazamientos y otras incomodidades.

La contrapartida o “cara B” de esta nueva forma de relacionarse con el juego de azar, es la posibilidad de que surjan hábitos de consumo bien diferenciados de los que se podrían dar si únicamente hubiese canales físicos, hábitos que pueden inducir al aislamiento inconsciente de la realidad, generando en ocasiones puntuales comportamientos compulsivos que propician una atmósfera de dependencia del Juego para el jugador.

Consciente de estas ramificaciones, el sector y la amplia comunidad del juego, han manifestado su preocupación por detectar a tiempo estos comportamientos potencialmente nocivos, estableciendo medidas de control orientadas a su detección, así como a su reconducción social y personal.

En este sentido desde noviembre de 2020, existe la obligación legal para todas las loterías y para todos los operadores de juego, de implantar un Protocolo para la Detección de Comportamientos Desordenados con el Juego, medida ésta, que se ha visto reforzada desde marzo de 2023, con la promulgación de un Real Decreto, el relativo a la regulación de “Entornos más Seguros de Juego” y que orienta su aplicación al Juego por Internet. Dicho texto, establece un conjunto de garantías en aras de proteger a los consumidores susceptibles de desarrollar adiciones al juego.

Son muchas y variadas las medidas que el Real Decreto contiene, unas sobre identificación del jugador, otras sobre límites de tiempo, de cantidad que está permitido jugar, sujeción a determinadas formas de pago, etc., pero llegados a este punto, queremos incidir especialmente, en el ya citado Protocolo de detección de esos comportamientos desordenados o de riesgo.

¿En qué consiste este Protocolo?

Se trata de una serie de medidas que podríamos calificar de preventivas, encaminadas a detectar a través de un sistema de alertas o de indicadores, comportamientos que pudieran ser identificados como los de jugador de riesgo, bien por la cantidad de dinero que juega, por el tiempo que está conectado al Sistema de Juego, por la variabilidad de sus participaciones, por el número de conexiones, etc., generándose un perfil que podría catalogarse como de riesgo. Así el Sistema identifica este tipo de conductas y detecta las mismas, generando de forma automática el despliegue de medidas preventivas tanto de naturaleza informativa, mediante la comunicación con el jugador, como otras de carácter restrictivo, focalizadas a restringir la capacidad de acción del jugador, impidiéndole recibir ciertas comunicaciones comerciales, acceder al modo “demostración” de ciertos juegos, recibir información sobre promociones, obligándole a dialogar con el sistema el cual desde el momento de la identificación de comportamiento de riesgo, establece un conjunto de interacciones automáticas con el jugador, el cual está obligado a leerlas pues en caso contrario pudiera quedar suspendida su actividad.

Además de las medidas apuntadas, existen otras de gradual implementación, orientadas a consejos prácticos relacionados con el hábito de consumo detectado, invitando a la realización de cuestionarios de autodiagnóstico, contacto con FEJAR o sugiriendo la autoexclusión en los juegos ofrecidos por JuegosONCE o la auto prohibición a todos los juegos, mediante la inscripción en el RGIAJ (Registro de Interdicciones de acceso al Juego, previsto por la Dirección General de Ordenación del Juego, adscrita al Ministerio de Consumo).

Todo este conjunto de medidas que hemos mencionado desde una óptica divulgativa, se encuentran estructuradas en diferentes niveles o escenarios previstos en el Protocolo de Detección de Conductas Desordenadas con el Juego , hasta un total de cuatro, de forma que el primero es el más laxo y menos restrictivo para el jugador, mientras que de forma escalonada se presentan otras medidas hasta llegar al cuarto nivel que es el más restrictivo y que culmina con la interrupción de poder jugar en JuegosONCE por un tiempo mínimo de tres meses, pasados los cuales el incurso en comportamiento de riesgo, puede reactivar su cuenta y volver a jugar.

¿Se trata acaso de una solución infalible o definitiva?

La respuesta no puede ser ni categórica ni dogmática, pero sí se puede afirmar sin ninguna duda que este protocolo, ofrece una respuesta útil y eficaz especialmente desde la perspectiva del jugador, pues en primer lugar, es un número escaso por no decir residual, el de jugadores que son identificados en JuegosONCE como jugadores con comportamientos de riesgo, y aún son menos, los que resultando afectados por la aplicación del protocolo en cuestión, no reconducen su perfil de jugador hacia el de un jugador “fuera de riesgo”, como consumidor de perfil medio, por lo que este protocolo resulta una piedra angular de las tantas y tantas previstas en JuegosONCE para fomentar hábitos de consumo conscientes y saludables, alineados con los valores, los principios y las mejores prácticas del Juego Responsable.

Para mayor abundancia, este protocolo, se incorpora como un texto aparte, con identidad y vida propia, en forma de apéndice al documento que rige la actuación de la ONCE en el ámbito del Juego Responsable, denominado Programa Marco de Juego Responsable; ello habla y califica el rango tan superior que reviste este protocolo que como se ha dicho, es pieza fundamental en la acción de Juego Responsable de la Institución, en cuyo epicentro se ubican siempre las personas.