Conocer a su marido con el que ha tenido dos “maravillosas hijas”, cuenta emocionada, y el comienzo de su vida laboral en Pontevedra hace ya algunos años -era la primera vez que salía de su casa siendo muy joven-  han sido los puntos de inflexión más importantes de su vida.

Dedicada a la enseñanza de los más pequeños, alumnos y alumnas de primaria, Mari Carmen Echevarría, ciega y profesora en el Centro de Recursos Educativos (CRE) de la ONCE en Madrid, asegura sentirse muy satisfecha con lo que ha logrado, aunque “ha costado mucho esfuerzo y trabajo”, dice.

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Encantada de acompañar a sus alumnos y alumnas en su proceso de aprendizaje y orgullosísima de su familia y de sus amigos “que me quieren y apoyan en todo”, siente que está donde quiere estar.

Cuando hablamos de Igualdad lo primero que piensa es que “quedan muchas cosas por hacer, las cosas como son”, afirma, y como aportación personal para lograr una sociedad de iguales hace unos meses abrió una cuenta en Instagram Maricarmeneche_ con el afán de divulgar, desde su condición de mujer ciega, la realidad de personas con esta discapacidad y, desde un enfoque docente, “ayudar a los profes con niños y niñas ciegas en sus aulas, y sus familias, con algunos consejos”.

Confiesa haberse sentido discriminada, primero, por su discapacidad y, segundo, por ser mujer, aunque ello no la ha achantado nunca. Su máxima es “vive cada día, porque nunca sabes lo que te puede pasar”, por ello su calendario está lleno de actividades que le encantan, entre ellas, cantar en dos coros: en el Fermín Gurbindo de la ONCE y en Alianza Coral Madrileña como ‘contralto’ -en este último es la única persona ciega-.

Su consejo a otras mujeres para lograr los sueños es “que sean valientes, independientes y con las ideas claras para que nadie las pare”.