PARALÍMPICOS CONTRA MENTES CERRADAS
Cerrada con éxito la última edición de los Juegos Paralímpicos celebrados en París, donde los nuestros y las nuestras demostraron un gran nivel, con 40+1 medallas, llega el momento de pensar en el futuro y abordar nuevos retos del movimiento paralímpico español, un organismo conocido y reconocido, valorado dentro y fuera de España por los deportistas, técnicos, instituciones, administraciones, patrocinadores y la sociedad en general que, gracias a una comunicación muy intensa, conoce el día a día de estos competidores natos, el día a día esforzado que conduce muchas veces al éxito de la medalla y en otras al éxito de camino recorrido. Y, para continuar en la senda, ha tenido lugar en el Comité Paralímpico el relevo de su máximo responsable que, durante los últimos 20 años ha sido Miguel Carballeda.
Toca ahora mantener y avanzar en esa labor a Alberto Durán, elegido por la Asamblea General Electoral del citado comité. Y se ha marcado objetivos importantes, entre ellos, ser cada vez más abiertos al mundo intensificando la presencia internacional. Cooperar, conocer y tratar siempre de mejorar.
El Comité Paralímpico Español (CPE) lleva muchos años impulsando la visibilidad y la capacidad de estos deportistas para llevarles a cotas impensadas hace apenas tres décadas, con una labor silenciosa que, por desgracia, solo hace mucho ruido cada cuatro años, cuando los españoles descubren en la tele que, olimpiada tras olimpiada, sus olímpicos y, en este caso muy especialmente sus paralímpicos, tienen un nivel competitivo a la altura de los principales países del mundo. Por eso miramos hacia los más grandes, de los que tenemos que aprender. De ahí el anuncio de Durán sobre la apertura exterior.
Pero no solo esto. La visibilidad de las personas con discapacidad que logran los deportistas paralímpicos, su papel “convencedor” es tal que permite que muchas familias en España y fuera de España puedan salir a la calle orgullosos de sus hijos o hijas con discapacidad; que no tengan que explicar muchas cuestiones, que ya quedan claras en las pistas o las campos de competición; que no tengan que rogar, en ocasiones, demasiados derechos; y que toda la ciudadanía (y la española así lo hace) conozca y reconozca a través de ellos la realidad de más de 4,3 millones de españoles, una parte importante de la sociedad y un eslabón de la cadena que merece el respeto y la inclusión. El deporte paralímpico se constituye en un enorme abrelatas de mentes cerradas, en palabras de Durán.
Con el relevo en el Comité se cierra una etapa, la de Miguel Carballeda, que ha transitado desde casi el desconocimiento del movimiento paralímpico a la total implicación social, institucional -con medidas en marcha como el histórico plan ADOP-, empresarial (con la incorporación masiva de empresas patrocinadoras, a las que estamos muy agradecidos) e incluso deportiva, con el reconocimiento a la competición por parte de muchos deportistas sin discapacidad; que Gasol, Nadal, Alcaraz, Iniesta, Carolina Marín u otros saluden estos éxitos globales y personales (como en el caso de las enormes Teresa Perales o Susana Rodríguez), dice mucho del alcance de sus éxitos y de los éxitos colectivos. Como lo dice también que Miguel Carballeda, gran capitán del equipo paralímpico español durante 20 años, haya sido reconocido con la Gran Cruz al Mérito Deportivo.
Sigamos trabajando juntos para que el deporte paralímpico siga siendo un gran instrumento para la normalización de las personas con discapacidad en una sociedad que quiere y debe ser avanzada, respetuosa e inclusiva. Contra las molleras cerradas, deporte paralímpico.