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Emilio Silvestre:  "El ruido estremecedor de la riada te sobrecoge. Luego llega el olor a lodo, suciedad y gasolina"  

Emilio Silvestre Rives posa con su perro guía DilmaAfectado por las inundaciones provocadas por la DANA (en Valencia), nos relata su experiencia a ciegas

En Aldaia, a 4 km de la capital, sobre las nueve de la noche del 29 de octubre, Emilio Silvestre Rives, valenciano de 62 años, bajaba a la calle, con su mujer Marisol, para dar el último paseo del día con Dilma, su perro guía. Observan que por la acera “corría como un dedito de agua; Dilma hizo pis y nos subimos enseguida a casa. Empezó a subir el caudal y aquello fue brutal”, declara. formato MP3 audio(0,98 MB)

Testigo de la tragedia, desde el balcón, graba vídeos con ayuda de la aplicación de voz en su iPhone. formato MP4 vídeo(6,62 MB)

Visto y no visto. En media hora, la calle Madrid de su pueblo quedaba inundada, los coches se los llevaba la corriente, empezaba a fallar la luz eléctrica… hasta que la oscuridad era un todo. Les esperaba una larga noche, con estruendo ruido, para más tarde dar paso a un intenso olor tan solo superado por la sensación de soledad, ausencia o miedo.

“La primera sensación, ya desde mi casa, es el ruido... un ruido estremecedor de la riada que te sobrecoge; conforme escuchas se va llevando coches, cajas, contenedores de basura, farolas... Es un ruido que da miedo”, señala al filo de la emoción formato MP3 audio(0,85 MB). Poco a poco, desgrana sensaciones con ciertos sentimientos a flor de piel, tras permanecer encerrados en el domicilio hasta el domingo 3 de noviembre. 

“Y cuando cede la riada empieza el olor a fango, a suciedad y también (...)”, titubea, respira profundo,  formato MP3 audio(0,76 MBrescata del tiempo la mezcla olfativa, compleja, de gases, vapores, lodo... “Yo tengo muy buen olfato y el segundo día le digo a mi mujer: Marí aquí huele a gasolina, no solo a fango y agua estancada. Y es que la gasolina -o el gasoil- de los automóviles se estaba mezclando con el agua… el olor salía por los desagües de la vivienda, en el tercer piso de la finca.

El torrente de agua inundó la planta baja del edificio, que también eran viviendas, así como todos los garajes y trasteros. Al reventar las tuberías, se quedaron sin agua y se anuló la corriente eléctrica, conexiones telefónicas e Internet. “No teníamos ningún tipo de comunicación, ni teníamos absolutamente nada. El garaje estaba abnegado y hasta el domingo no se empezó a achicar agua”, apunta mientras remarca: “Soy ciego y no lo veo pero sí me han comentado que hay rayas (marcas) hasta donde llegó el agua; yo mido 1,85 m. y la marca del caudal de la riada sobrepasa por encima de mi altura”.

La salud corría peligro. Dentro y fuera de casa empezó a reinar el caos con olores pestilentes de tuberías rotas mezclando aguas fecales con potable. “Había peligro de infecciones por eso nos dijeron que teníamos que desalojar la finca; no podíamos utilizar ni el baño”, comenta. La céntrica calle donde el matrimonio vivía ha quedado para reconstruir, ni qué decir del resto de la localidad. Emilio lo percibe “como si fuera un paisaje desolador después de una batalla”.

Echó de menos la falta de información “sobre todo los primeros días, aquí fue brutal”. Se asomaba por la ventana y escuchaba “el bullicio de la gente intentando ayudar, sobre todo voluntarios muy jóvenes; a partir del sábado -o domingo- llegaron militares, guardia civil, bomberos pero hasta entonces no había venido nadie”. “Es la sensación de estar abandonados y de soledad, de no tener ningún tipo de información”, señala. A renglón seguido sonríe su voz,  afirma que “ha funcionado muy bien tener una radio a pilas, que a los ciegos nos gusta mucho, para poder escuchar los programas radiofónicos”. Fragmento del relato de Emilio durante la entrevista  formato MP3 audio(3,15 MB)

Las calles intransitables, claro. “Imagínate una persona ciega que tenga que caminar por el fango y no saber por donde pisa; si no vas acompañado lo tienes muy crudo”, apostilla sin acritud. formato MP3 audio(0,66 MB) Una situación difícil, mires por donde mires.

Collage: Emilio Silvestre con Dilma en la Escuela de la FOPG y en el Parque de las Artes y las Ciencias (Valencia) y, en margen inferior derecho, vehículo familiar inutilizado por la Dana Desde hace siete años -en condiciones normales- Emilio cuenta con su “perrita guía”, tal y como se refiere a Dilma. Tiene la raza de un labrador, de color negro azabache. “Es un miembro más de la familia, mi prolongación, mi vista… Me ha dado una autonomía que yo en la vida podía pensar”, considera.  formato MP3 audio(0,52 MB) La Escuela de la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG) mantiene contacto y seguimiento con los usuarios;  y, más si cabe, en circunstancias excepcionales o complicadas como es el caso.

Debido al desalojo inminente, aconsejable, se trasladó junto con Marisol y su perro guía hacia el domicilio de sus cuñados. Enseguida caerían en la cuenta de la similar problemática en la zona, a las afueras de la localidad, pues, a pesar de ser más segura, mantenía las calles embarradas, con fango, coches amontonados… Las amenazas por intoxicación les pusieron alerta. Lo hablaron junto con sus dos hijos Elena y Emilio, que también residen en el área de afectados por la DANA, y pusieron a salvo a la pequeña de la familia. “Me ha tocado llevar a mi perrita guía a un sitio seguro; está con unos amigos en Valencia capital. Estos amigos son ciegos y tienen también perro guía. Donde nosotros estamos es intransitable y yo tenía mucho miedo a que cogiera cualquier infección, a que se le quemaran las almohadillas, etcétera”, explica con convencimiento formato MP3 audio(0,97 MB) echando mucho de menos a su guía de cuatro patas.

La emoción le puede cuando intenta explicar porqué es tan importante Dilma en su vida. El valor de la familia, las pérdidas (que tocan el corazón) y la enfermedad tienen un tinte especial en un año que está a punto de concluir.  “Para nosotros el año 2024 es para olvidar. Aparte de la DANA falleció mi padre y a mi madre, con Alzheimer, la hemos tenido que llevar a una residencia porque creemos que va a estar mejor cuidada con un trato especializado”, comparte con sinceridad formato MP3 audio(0,82 MB). Y se le quiebra la voz mientras responde a su propia pregunta -“¿Sabes por qué me conoce mi madre?: por mi perrita. Cuando voy a visitarla sabe que soy Emilio, su hijo, porque llevo a Dilma… Por eso me reconoce y no conoce a nadie más ¡Fíjate si es importante para mí mi perro guía! formato MP3 audio(0,72 MB)

Nada es eterno. Confiamos en la prontitud del encuentro entre Emilio y Dilma. “Gracias a Dios tengo una muy buena familia y gracias a Dios tengo a mi perra guía que son mis ojos”, concluye agradecido a la ONCE y a la vida formato MP3 audio(1,68 MB).

La panorámica de decenas de municipios afectados por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), nada tiene que ver con su imagen del pasado. El 29 de octubre, el desbordamiento y precipitación atmosférica se cebó por tierras del Turia y rompió muchas vidas. Nuestro sentir y recuerdo para las víctimas de la catástrofe de Valencia. 

Genoveva Benito