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ROMPER EL SILENCIO

Las cifras suelen ser crueles, en ocasiones, aunque demostrativas, en otras. Desde luego, no permiten lugar a la opinión ni la especulación y, bien enfocadas, pueden significar un punto de partida para ponerse manos a la obra, para movilizarse, para ejercer una postura que, en el tema que nos ocupa, es de una única dirección e indudable: siempre al lado de las mujeres que sufren violencia de género. Desde que existen registros en España, un total de 1.288 mujeres han sido asesinadas por violencia de género, tremendo y cruel dato que nos debe remover y mover a la acción; desde el año 2020, Inserta Empleo, el área de Fundación ONCE que forma y busca empleo para personas con discapacidad, ha atendido a más de 3.300 mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género e impulsado más de 100 empleos anuales. Y en lo que llevamos de este 2024, hemos superado ya esa cifra incorporándolas como nuevas trabajadoras del Grupo Social ONCE, la mayoría en Ilunion y veinte de ellas como vendedoras de las loterías sociales, seguras y responsables de la ONCE.

Sirvan por lo tanto estas cifras para remover, primero, y movilizar después, como hace el Grupo Social ONCE en temas de impulso a la igualdad en todos los ámbitos y más aún, cuando la realidad de la desigualdad golpea tan fuerte.  Y sirvan también estas líneas para seguir denunciando una realidad menos conocida, no por repetida: un importante número de estas mujeres víctimas de violencia de género eran mujeres con discapacidad antes de ser maltratadas o asesinadas, confirmando su mayor riesgo y debilidad frente a este tipo de violencia; y muchas, demasiadas víctimas, incurren en una discapacidad precisamente provocada por los cobardes hechos que suponen esta lacra, que no puede ser considerada como un suceso o como algo aislado, sino que hace mucho que ha alcanzado la consideración de cruel realidad social y como tal debemos abordarla.

Porque la condición de discapacidad, previa o generada por la violencia, pone aún más difícil que muchas mujeres puedan salir de la violencia, primero, y superarla y abordar una vida, una formación o un empleo, después.  El oscurantismo que amordaza la realidad de la violencia es aún mayor en el caso de la discapacidad y eso queremos denunciarlo también, además de tratar de poner nuestro granito de arena para frenarlo, para romper posibles silencios y darle visibilidad y posibles soluciones, como la iniciativa-programa ‘Mujeres en modo ON-VG’ de Fundación ONCE, que no solo trata de buscar empleo para estas mujeres, también de acompañarlas en el difícil camino de la recuperación y la inclusión social.

Y para ello, la comunicación, la sensibilización, la información o cualquier campaña de apoyo -como los cinco millones de cupones que la ONCE ha dedicado ese día con el grito “Ni una menos”- suman en positivo, porque circulan en todos los rincones de España de la mano de esos vendedores (y esas nuevas vendedoras de las que hemos hablado) y generan una oportunidad para mantener la tensión sobre esta realidad; para llamar a frenarlo; o para hacer un llamamiento a los medios de comunicación en el tratamiento de esta información. Qué importante es que los medios traten este tipo de información (y todas) con el máximo rigor, con el enfoque más acertado y menos morboso.

Los premios Tiflos de Periodismo (como pueden ver en este número) destacan el buen tratamiento de la imagen de las personas con discapacidad, con grandes y buenos reportajes en los medios. Algunos tratan la desigualdad a la que se enfrentan estas personas en muchos ámbitos de la vida; alguno se atreve a sacudirnos con temáticas como otra realidad dura y cruel: la esterilización de mujeres con discapacidad. Todos bien tratados demostrando qué importante es informar para formar, informar para que se conozca, informar en positivo para convertir el periodismo en otro servicio público, muy necesario en estas temáticas para que, juntos, rompamos el silencio.