GUAU, GUAU
“Queremos que nuestra labor sirva para que nuestro perro adoptado ayude a una persona ciega en el futuro, o no tendría sentido”, dice Daphne. “Es que además de la ayuda que sabes que estás prestando para que una persona ciega tenga un perro guía, es que disfrutas y aprendes mucho”, remacha. Es el testimonio de una de las familias que acogen habitualmente cachorros de futuro perro guía que, con sus espontáneas palabras, resumen todo el sentido de la Escuela del Perro Guía de la ONCE, de la Fundación ONCE del Perro Guía, que nació, existe y concluye estos días una ampliación mirando al futuro, para un objetivo tan sencillamente explicado: ayudar a las personas ciegas en su día a día. Parece que fue ayer cuando arrancó la Escuela, pero más de 3.000 perros guía se han convertido en un símbolo en todos los rincones y pueblos de España al lado de las personas ciegas y en una garantía de seguridad y movilidad en todos los entornos en los que puedan y quieran desarrollar su vida cotidiana: la educación, el trabajo, el ocio, la cultura, la convivencia, los viajes.
El inseparable perro se convierte en un eficaz compañero de vida y de trabajo, que ha sido educado y formado concienzudamente para ello por los mejores profesionales del mundo en la materia, que están aquí, en nuestra Escuela de Boadilla del Monte (Madrid).
Y, como en todos los ámbitos, la evolución es una constante en la ONCE y en materia de perros guía no iba a ser menos: se avanza en investigación y en genética y quién nos iba a decir que podríamos contar con perros antialérgicos. ¿Por qué una madre ciega con un/a hijo/a con alergia no puede tener un perro guía? ¡Ahora ya es posible! Y, así, en multitud de detalles tan laboriosos y difíciles de ir impulsando y logrando, como verdaderamente sorprendentes: perros guía para personas sordociegas; perros guía para personas sin un brazo; o, uno de los logros históricos de la Escuela, que ha saltado incluso fuera de España como ejemplo, un perro guía capaz de guiar a un joven ciego sin brazos. Y lo mismo con la innovación en formación, en contacto continuo con las principales escuelas de todo el mundo para afinar lo más posible cualquier realidad que pueda mejorar ese tándem perfecto que son usuario y perro: un equipo robusto, unido, único, que trabaja a la perfección como si fueran uno solo.
Porque la formación de los futuros perros es clave y empieza casi desde que nacen; con las familias de acogida, a quienes debemos un agradecimiento muy grande por socializar a estos cachorros (existen familias que han acogido más de 20 perros y algunas incluso dispuestas a acoger un perrillo en cualquier momento); con la formación en la Escuela; con la salida con los instructores a las calles, a los transportes, al cine, a las compras, a las grandes superficies, a todos los lugares por los que luego tienen que transitar, ya como perros guía, con la debida seguridad. Y todo ello, con momentos absolutamente claves y muy emocionantes: la familia de acogida; el primer encuentro perro guía usuario; los primeros días de convivencia; los primeros paseos, y así hasta compartir muchos años, en muchos casos hasta una década de trabajo en equipo.
Cerramos estas líneas a punto de celebrar la tradicionales “vueltas de San Antón”, donde nos encontramos con perros guía participando con sus usuarios, a quienes siempre preguntamos por sus animales: “muchos de nosotros debemos muchas cosas a estos pequeños seres peludos. En mi caso, mi perro ha compartido conmigo muchos años de mi vida y me ha salvado más de una vez de algún peligro”. En definitiva, muchas historias compartidas en una vida en común de estos amigos que son mucho más que un perro.