La Fundación ONCE del Perro Guía inicia una nueva etapa con el objetivo de entregar 200 perros anuales
La ampliación de sus instalaciones permitirá un incremento de animales, más profesionales y requerirá el apoyo de más familias educadoras
La Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG)
entregó en diciembre su perro número 3.000, desde que comenzara su andadura en 1990. Se trata de Arena, una perra que ya acompaña por las calles de Blanes (Girona) a su usuaria ciega Dolors Villena.
Para una persona ciega, como Dolors, ser usuaria de un perro guía supone ganar seguridad y movilidad en todos los entornos en los que realiza su vida diaria: calles, transporte público, centros comerciales, lugares de trabajo, espacios de ocio, como museos, cines o teatros.
Desde muy pequeños estos magníficos animales comienzan el aprendizaje de la importante labor que realizarán en su vida adulta. De ello se encarga la FOPG, que en breve inaugurará una importante ampliación de sus instalaciones situadas en Boadilla del Monte (Madrid), con el objetivo de entregar más perros y reducir las listas de espera de las personas que lo solicitan.
Sus actuales instalaciones dan cabida a todos los servicios: crianza, alojamiento y cuidado de cachorros, entrenamiento e instrucción de perros, clínica veterinaria, albergue para perros jubilados y residencia para la formación de los usuarios.
Ahora mismo hay más de 400 personas en lista de espera “casi la mitad de los usuarios que hay en activo. Actualmente hay unos 1000 usuarios en España, y tenemos unas 460 personas que tienen que esperar; los que solicitan por primera vez un perro la espera es de cerca de los 5 años para que se les pueda entregar, y los usuarios que necesitan renovar un perro la espera es de 1 año aproximadamente” nos explica Mario Fernández (0,62 MB), coordinador de los diversos departamentos técnicos de la FOPG.
Para ello, aumentar los ritmos reproductivos de los animales y formar de manera continua a los profesionales que trabajan en la escuela (mas de 50 en la actualidad), desde personal de perreras, que después optan a ser entrenadores y por último instructores, es imprescindible.
Formación continua
Según Mario Fernández desde este mismo mes de enero ya se está formando una nueva generación de entrenadores que supondrá un aumento considerable de la plantilla. “De momento hemos seleccionado a 8 entrenadores que comienzan ahora su formación técnica, y esto implica una amplia logística de perros y profesores con los que tienen que salir. Está además ahora con nosotros una instructora que viene de Inglaterra que se va a encargar de la formación, y claro eso supone un aumento de la plantilla de la escuela, nuevos sistemas de entrenamiento y más innovadores", explica. (0,93 MB)
La idea, dice Mario, es “no parar”, ofrecer una formación continua, debido a que el objetivo es ampliar las cabañas de reproductores para que la escuela tenga un mayor número de cachorros, ya que con la ampliación de las instalaciones ya no existe el problema del espacio físico que era lo que retenía hasta ahora todo el proceso de mejora. “Es decir, más perros, más profesionales y reducir la lista de espera todo posible”, asegura.
Trabajo en perreras
En esa misma línea, para Mónica Montero, responsable-coordinadora de perreras, la ampliación de las instalaciones supone para todo el equipo “muchísima ilusión -manifiesta (0,72 MB)- porque es algo que llevamos esperando bastante tiempo ya que esto va a permitir que nuestro trabajo se expanda, que lleguemos a más personas que necesitan un perro guía, y como coordinadora de perreras también va a suponer más trabajo, ya que del personal de perreras salen los candidatos a entrenadores y después instructores, y eso supone que yo estoy constantemente renovando el personal de perreras”.
Mónica nos enseña las nuevas instalaciones de la FOPG, cuya parte externa está conformada por todos los espacios destinados a los perros que están fuera de la Fundación, y que son cachorros que viven en la actualidad con familias educadoras, tanto hembras como machos, así como todos los miembros de la cabaña de cría, hembras de cría y machos de cría.
Las nuevas dependencias constan de cuatro bloques nuevos; grandes naves que albergan las nuevas perreras y los espacios donde trabajan los cuidadores, completamente equipadas (hilo radiante en el suelo, aire acondicionado, etc.), de manera que el antiguo edificio acogerá únicamente a los perros que están en fase de entrenamiento e instrucción.
“Aquí tendremos a las madres recién paridas con sus cachorritos, hasta que estos puedan salir con sus familias educadoras y que son tan importantes para nosotros, ya que sin ellas no podríamos hacer nuestro trabajo. Con la primera vacuna se los damos a las familias para que comiencen a enseñarles el mundo para luego devolvérnoslos al año. Y además vamos a tener el hospital, y otro bloque separado en el que se ubicarán las residencias, ya que las familias educadoras y las familias cuidadoras de machos y hembras de cría tienen derecho a dejar en residencia a los perros y cachorros por diversos motivos, viajes, etc., durante un tiempo cortito, de no más de 15 días. Es una especie de guardería para los perros”, nos explica Mónica durante el recorrido.
“Este año hemos sacado más de 100 perros guía a la calle, y eso ha supuesto una producción de aproximadamente 200 – 240 perros. Hay que pensar que la producción de este año también va a afectar a la salida de perros guía del año siguiente. Ahora mismo podemos tener en la escuela unos 120 perros en fase de entrenamiento e instrucción, estos son los más permanentes, pero luego tenemos los animales que llegan a hospitalización o que están un periodo corto de tiempo para que se recuperen de alguna enfermedad, operación o tratamiento”, nos cuenta Mónica, y añade además que acaban de tener 14 partos que han dado a luz 80 cachorros.
“Nuestro trabajo es entregar perros guía seguros a nuestros usuarios. La lista de espera es muy larga porque el proceso es largo, ya que nosotros criamos a nuestros propios perros, y eso supone que el tránsito desde que nacen hasta que los entregamos son dos años. Por eso, esta ampliación de nuestras instalaciones supone que podamos llegar a más usuarios, reduciendo así la lista de espera”, concluye Mónica.
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El apoyo de las familias educadoras
En todo este proceso, hasta que el perro comienza su adiestramiento para ser guía de personas ciegas, el papel de las familias que acogen a los cachorros durante su primer año de vida es importantísimo.
Ana Jarabo, supervisora de cachorros de la FOPG, coordina el programa de familias educadoras y nos explica que se trata de una fase muy importante para la socialización primigenia de los pequeños perros a partir de sus primeros dos meses, en la que aprenden pautas de obediencia básica y, sobre todo, se habitúan a estar tranquilos y a saber comportarse en todo tipo de espacios públicos, acompañando a las familias a todas partes.
Este programa, que permanece en campaña , experimentó a finales del año pasado una ampliación de su ratio, ya que por primera vez familias residentes en provincias limítrofes a Madrid, como Toledo, Guadalajara, Ávila o Segovia ya pueden acoger un perro en su fase de socialización.
Para Ana “debería ser una campaña constante, ya que tenemos la necesidad de tener más familias y de escoger las mejores”. Lo que se busca es que el cachorro se socialice, de manera que llega a las casas de las familias con 57 días de media y finaliza esta fase de su aprendizaje hasta, como muy tarde, los 14 meses de vida. “¿Qué buscamos? -explica Ana (0,78 MB)- que el cachorro crezca en un entorno con el que se va a encontrar en un futuro, y que aprenda ciertas cuestiones de educación que van a ser fundamentales para que en el futuro se sepa comportar bien. Es decir, entrar en un restaurante, un museo, un cine, centros comerciales, transporte público porque es lo que el perro en un futuro va a utilizar. De esta forma preparamos al perro desde muy pequeño exponiéndole a multitud de situaciones y de estímulos para que en su futuro no tenga miedo de nada".
¿Pero que perfil deben tener estas familias educadoras? Pues deben tener bastante disponibilidad para no dejar solo al cachorro inicialmente, aunque luego se podrá ir quedando solo determinadas horas, y disponer de algunas mañanas para poder ir a la FOPG a ponerle sus vacunas, realizar sus revisiones veterinarias, así como para acudir a los seguimientos con el supervisor de cachorros y valorar como evoluciona el comportamiento del perrito, aunque esto también se puede hacer en el propio domicilio del educador o en sitios intermedios. En todo caso, el coste de atención, seguimiento y alimentación de los cachorros corre a cargo de la FOPG, como nos explica Ana. (0,79 MB)
“Un cachorro que viva en la capital, como puede ser el centro de Madrid, por el mero hecho de salir a la calle ya se está socializando, porque ya está escuchando el entorno, el tráfico, el ruido, la gente. Sin embargo, uno que viva en pueblos, como por ejemplo Guadalix de la Sierra en el que sólo escucha los pájaros, pues no socializa igual para el propósito que tenemos” comenta la coordinadora.
Numerosas o no, incluso se admiten solicitudes de personas que vivan solas, “lo que nos interesa de partida es la motivación que tengan -explica Ana-. Algunas les motiva saber cómo se convive con un perro, y otras por hacer una labor de voluntariado y prestar una ayuda”. Aunque en principio los profesionales de la FOPG se lo ponen un poco duro (es necesario sacar al cachorro cada dos horas durante el día para que aprenda a hacer sus necesidades, que les acompañen al principio todo el tiempo y que no se queden nunca solos, vigilar el mobiliario, los cables y los enchufes, tener la casa recogida para que no sufra ningún percance, etc.) el 34% de las familias repiten la experiencia y cogen otro cachorro cuando entregan el anterior para su adiestramiento en la escuela.
“Sobre todo hay que tener muchísima paciencia, calma y tranquilidad, porque en ocasiones no hacer nada es hacer mucho. Básicamente hay que sacar mucho al cachorro para que conozca todos los entornos”, añade. (0,63 MB)
La FOPG dispone además de un servicio de guardería por si hubiera una emergencia, así que de manera excepcional el cachorro se puede quedar en las instalaciones de la FOPG, aunque en ocasiones si el cachorro es muy pequeño se reubica con otra familia educadora. “Es muy importante -añade (0,28 MB)- que las familias sepan que siempre tienen aquí una persona de contacto que es el supervisor de cachorros, que cualquier cosa que les suceda pueden contactar con ella para que les ayude... Lo que se quiere conseguir es que sea un perro muy seguro, que le sueltes donde sea y sepa resolver cualquier circunstancia".
De vuelta a la escuela
Por último, la fase final, que consiste en la entrega del cachorro a la escuela para la siguiente fase, su entrenamiento, es también un momento crucial para las familias, al que los profesionales de la FOPG van preparando desde el principio. “La verdad es que eso lo empezamos a trabajar desde les damos el cachorro, y además intentamos que los cachorros vengan a la escuela de vez en cuando, con lo que las familias ven que los perros se ponen contentísimos y eso les ayuda en ese proceso”, nos cuenta Ana. (1,30 MB)
Pero además, una vez que vuelven a residir en la escuela para su adiestramiento, el entrenador va a contactar con la familia educadora para que se lo lleve de vacaciones unos días o un fin de semana. “Es decir que ese perro va a volver durante unos días con la familia, de manera que ese duelo va a ser gradual, y finalmente, cuando el perro se gradúa, se facilita que la familia educadora conozca a la persona ciega con la que va a estar, que al final es el objetivo de todo esto. Incluso se pueden intercambiar teléfonos y verse de vez en cuando. De hecho hay educadores que se hacen muy amigos de las personas ciegas, de manera que cuando estas necesitan dejar el perro con alguien se lo dejan a las familias educadoras”, apostilla Ana.
Nuevas razas
La imagen del perro guía está indisociablemente unida a la raza Labrador Retriever. Y es cierto que, aunque esta raza es la mayoritariamente utilizada, por su carácter sociable y su versatilidad, también se usan otras razas puras o cruces de las mismas para su entrenamiento como perros guía. Existen diversos estudios en busca de qué raza de perro es mejor que usen las personas ciegas e incluso concursos para saber cuál es el mejor perro lazarillo. En la FOPG comparten alojamiento y aprendizaje perros de raza Labrador, Golden, Pastor alemán, Flat Coated Retriever y Caniche Gigante. Y, junto a ellos, otros que nacen del cruce de esas razas, como los de Labrador y Golden, los cruces de Flat Coated con las dos razas anteriores o los Labradoodle, cruce de Labrador con Caniche Gigante, con un pelaje muy adecuado para personas alérgicas al pelo de perro.
Pero además, como asegura Mario Fernández "nunca hay que parar de investigar, de probar", recientemente a la FOPG se le ha presentado la oportunidad de ampliar el abanico y entrenar nuevas razas, dos de ellas en peligro de extinción, como son el Can de Palleiro y el Lobo Herreño (autóctono de la isla de El Hierro), además del Pastor Suizo, raza de Wish, la perra que actualmente vive con Mario, de la que dice que se lo pone todo muy fácil. "Es una perra muy especial, porque yo creo que ya ha nacido sin miedo a nada, es súper segura, le encanta agradar, jugar con obediencia, le encanta hacer cosas por ti, es decir, que Wish me lo puso muy fácil”, nos cuenta (0,48 MB).
La FOPG ya ha entregado un 'Can de Palleiro' a una usuaria, y se postula como una buena alternativa al Pastor Alemán, y esperan en breve graduar a un Lobo Herreño, nos cuenta Mario. Con ello, además de lograr ampliar el ratio de razas aptas para ser perro guía, la escuela colabora en la lucha contra la extinción de estas valiosas y singulares razas.
En definitiva, una preciosa labor al servicio de las personas ciegas que construye sociedades más respetuosas e inclusivas.
Mercedes Leal