Editorial
La embajada de “la buena gente”
En este mundo de ‘redes’ en el que, nos guste más o menos, todos nos movemos, hay pocas estructuras (seguramente ninguna), conformadas por ciudadanos de carne y hueso, presentes y activas día tras día y a pie de calle, como la que en nuestro país constituye la red de agentes vendedores de la ONCE. Esas mujeres y esos hombres, que hacen posible con su abnegada tarea cotidiana la labor social de nuestra entidad, juegan además un papel sustantivo para que la trayectoria de la entidad haya alcanzado los índices de valoración social que le sitúan en los primeros puestos de ese ranking según todas las encuestas. No es casual: es fruto de la fundamental bonhomía de quienes lo protagonizan; personas que, mucho más que un juego, ofrecen “ilusión”. Un valor que trasciende la posibilidad de hacer realidad anhelos o sueños a partir de un premio de mayor o menor envergadura.