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Pedro Gutiérrez: "A mí la ONCE que no me la toquen"

Pedro Gutiérrez sostiene el primer premio al 'rancho' conseguido con su equipo, en el 25 aniversario del Concurso de Pesca desde Embarcación Fondeada, en Algeciras (año 2012) Ciego desde niño, ha sido 27 años vendedor del cupón y es uno de los mejores pescadores ciegos del país

Compromiso, aceptación, lucha. El algecireño Pedro Gutiérrez, de 71 años, es un ‘hombre ONCE’ por los cuatro costados. Aunque ya jubilado no pierde de vista a la Organización que -asegura- le “ha dado todo”, a nivel personal y profesional. Ciego por accidente, con 13 años, surca aún las aguas del Estrecho disfrutando del mar y la pesca, su más veterana afición, nacida siendo niño y con la que continúa ‘pescando premios’.

La Liga de Pesca para Ciegos que organiza la Federación Andaluza de Deportes para Ciegos (FADEC) -cuya tercera edición acaba de celebrarse- no tiene secretos para él como tampoco el Campeonato de Pesca desde Embarcación Fondeada, para el que ya se prepara y tendrá lugar el próximo 11 de julio. El año pasado, en este mismo concurso se alzó con el trofeo 'a la pieza mayor' y, en no pocas ocasiones, junto con su equipo de faena ha conseguido el del 'rancho' por mayor número de capturas.

El olor a mar le da la vida, aunque un día casi se la quita. La historia estaba escrita. Ni siquiera un maldito artefacto de pesca que recogió del mar por desconocimiento, sin saber qué era, y que le explotó en las manos mientras lo manipulaba con unas tijeras de peluquería, le desvió de su objetivo: estar cerca, y para siempre, del agua salada. Aquella imprudencia la pagó con su vista y con cuatro dedos de la mano izquierda, pero el resquemor quedó en el pasado. El entonces aprendiz de barbero, por obediencia paterna, daría un giro vital a su jovencísima existencia.

Corrían los años 50 y su pertenencia a una familia humilde le abría muy pocas puertas. Pedro, el mediano de cinco hermanos -“yo era el delantero centro”, apunta con humor- relata cómo “con 13 años estaba harto de hacer de todo; vivía a las afueras de Algeciras, en el campo. Y allí buscábamos para comer la ‘hiel del lagarto’, como se suele decir, porque había mucha necesidad. Antes de la peluquería ya había trabajado en cortijos, de sol a sol, detrás de una yunta sembrando garbanzos, en la recolecta, buscando caracoles, tagarninas, cogollos, espárragos... En todo lo que diera el campo para subsistir” (formato MP3). Sin apenas haber ido a la escuela y con la sobrevenida ceguera total -“sí, cero-cero”, define su visión en ambos ojos- se le pintaba un futuro más negro si cabe. 

'Buena pesquera’

Le gusta tener preparada su mochila de pesca, con al menos 25 aparejos para salir a la mar si el clima acompaña. La competición es lo de menos, compartir la alegría de 'una buena pesquera' es lo más.

Pero en general bebe los vientos por el deporte en equipo: fútbol-sala, ciclismo en tándem...,  aunque también destaca, con nombre propio, en disciplinas como el ajedrez o el dominó. E incluso hizo sus pinitos como actor en el grupo ‘La perseverancia’... Y es que, desde luego, disciplina y perseverancia no le faltan a Pedro Gutiérrez. ¡Buena pesquera!

Pedro Gutiérrez (sentado) en plena acción de pesca con un grupo de amigo

La ONCE le dio la oportunidad. Con su innata inteligencia y muchas ganas de aprender llegó a su colegio de Sevilla, en el que permaneció un año. “Me integré muy bien, tuve un buen profesor que me orientó y pronto aprendí el braille”, comenta. Y explica que, ya en Madrid, “en el entonces colegio ‘Inmaculada Concepción’, del Paseo de La Habana”, completó sus estudios hasta 6º, cursando dobles cursos (2º y 3º, 4º y 5º y luego el 6º)  para rematar el ciclo educativo, que inició en la capital hispalense, en sólo cuatro años. “Cogí carrerilla y aproveché el tiempo bastante bien. Me hubiera gustado seguir estudiando pero tenía ganas de empezar a trabajar, a ganar dinero y ayudar en mi casa, que hacía falta”, reconoce con la sinceridad que le adorna (formato MP3). Y así se hizo vendedor del cupón de la ONCE, la profesión que ha llevado a gala durante 27 años. “Tenía muy buena clientela, precisamente en la barriada donde vivo ahora, que está en el centro de Algeciras, en San Isidro; y me dieron un quiosco en el año ‘86. ¡Fíjate, en el ’86, y empecé en el ’62!”, exclama... Un breve paréntesis tuvo en su tarea, en 1966, para cursar una formación profesional industrial en Madrid, que le llevó a un empleo en una fábrica de teléfonos malagueña. “Estuve allí cuatro meses peleándome para que me dejaran volver a vender otra vez... Acabé harto de la fábrica. Éramos unas 1.000 personas trabajando y llegué a conocer únicamente a los ocho de mi sección. Buscaba la integración laboral, social, y tener un sueldo digno, y no encontré nada de eso, la verdad” (formato MP3). Eran las primeras incursiones de personas con discapacidad integradas en empresas ordinarias del país. Pedro, además, no aguantaba ni un minuto más alejado de su novia de Algeciras, hoy madre de sus tres hijos y ahora también abuela de sus siete nietos. Nada menos que 51 años avalan su relación de pareja, siempre juntos.

Como con la ONCE, uña y carne, con una dedicación plena que le llevó a representar a nivel político y sindical a los trabajadores de esta Casa que forma parte de su vida. “La ONCE me lo ha dado todo y siempre la voy a defender a capa y espada. A mí la ONCE que no me la toquen”, concluye. Pedro Gutiérrez argumenta porqué para él la ONCE lo es todo (formato MP3)   

Genoveva Benito

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