La formación, llave para el empleo
Elevar y mejorar al máximo su nivel de formación, “alcanzando la educación superior, constituye el más importante instrumento de inclusión y de acceso al empleo para las personas con discapacidad”, manifestó la comisionada para Universidad, Juventud y Planes Especiales de Fundación ONCE, Isabel Martínez Lozano, durante su intervención -el pasado 17 de junio- en las XV Jornadas de los servicios de empleo universitarios celebradas en Barcelona bajo el título ‘Éxito, innovación y diversidad para una empleabilidad universitaria de calidad’, y promovidas por la Red Universitaria de Asuntos Estudiantiles (RUNAE).
La representante de nuestra entidad destacó la necesidad de “no dejar atrás” a las personas con discapacidad en las estrategias para el empleo, en un encuentro en el que se concluyó que el acceso al mercado laboral pasa hoy por medidas muy concretas como potenciar la formación general, mejorar el nivel de inglés, acceder a prácticas o participar en programas de movilidad y coaching, entre otras. Martínez Lozano puso el énfasis en redoblar el esfuerzo en materia de tecnologías de la información, profundizar en los procesos de trabajo en equipo y en las competencias lingüísticas y de expresión oral, “imprescindibles -señaló- para multiplicar las oportunidades de empleo de los recién titulados”.
Reconoció que “hay muchos retos pendientes, empezando por mejorar la orientación inicial antes de la universidad”, pues el 62% de los jóvenes dicen que no han recibido orientación sobre la mejor carrera a estudiar y sobre sus salidas profesionales. Además, animó a los universitarios con discapacidad a acercarse a los servicios de empleo de sus respectivos campus, algo que apenas hace un 26% del colectivo; y, al tiempo, reclamó que las autoridades universitarias se preparen y especialicen para ofrecer una orientación adecuada a su alumnado con discapacidad. Recordó también que sólo el 47% de los universitarios con discapacidad ha solicitado prácticas extracurriculares, “en su mayoría -dijo- porque piensan que su discapacidad les va a dificultar encontrar una empresa para acogerles”. Y en esa misma línea se refirió a los principales obstáculos para la inserción profesional de los titulados con discapacidad, en primer lugar la falta de información de las empresas sobre las capacidades de estas personas, los prejuicios e ideas preconcebidas; la falta de conocimiento de los recursos existentes o la escasez de información sobre dónde y cómo reclutar a los potenciales trabajadores con discapacidad, junto a la falta de exigencia en el cumplimiento de las cuotas de inserción laboral legalmente establecidas.