Proceso por el cual el bebé adquiere conocimiento e interpreta el mundo que le circunda, la información es recibida a través de los sentidos y ésta es procesada en el cerebro (percepción). Desde el nacimiento, la percepción del bebé avanza rápidamente, pero su conducta perceptiva no es el resultado exclusivo y espontáneo de los procesos madurativos, sino que depende muy significativamente de la experiencia y del aprendizaje, y en ello, la experiencia juega un papel fundamental. Por ello, es muy importante proporcionar al niño un ambiente rico en experiencias sensoriales y perceptivas mediante pautas de actuación adecuadas.
En el desarrollo perceptivo hay que distinguir tres procesos básicos: sensación, percepción y atención. La sensación hace referencia al hecho de ser capaz de detectar y diferenciar la información sensorial (p. ej. oír y distinguir tonos altos y bajos). La percepción se refiere a la interpretación de las sensaciones, lo cual permite captar, reconocer e identificar la realidad. La atención se refiere a la percepción selectiva (p. ej. cuando el niño no oye a su madre porque está atento al juego).
En los niños con discapacidad visual, el desarrollo sensorial y perceptivo es muy diferente al de los niños sin dificultades visuales, debido a la ausencia de visión, por lo que la atención para compensar los déficits es fundamental desde el inicio del desarrollo.