Actividad lúdica que permite a los niños elaborar su mundo y sus adquisiciones mediante la representación y simbolización. A través de este tipo de actividad, los niños interiorizan lo aprendido y, luego, son capaces de representarlo en ausencia del modelo, mediante la imitación, el dibujo, la utilización de símbolos, o el lenguaje; para que el niño alcance este tipo de juego tiene que tener suficiente confianza y seguridad en sí mismo y en su entorno. En el niño con ceguera o deficiencia visual, el juego simbólico contribuye al desarrollo del pensamiento simbólico, le permite situarse entre la fantasía y la realidad, expresar su mundo interno y elaborar sus problemas. Aparece con cierto retraso con respecto a los niños que ven a causa de la deficiencia visual que, a su vez, retrasa el proceso de individuación y la diferenciación del yo/no yo, y del mundo externo e interno.