Pérdida auditiva comprendida entre 21 y 40 dB que supone dificultad para oir la palabra a escasa intensidad. Hay percepción de habla con voz normal, pero se percibe difícilmente con voz baja o lejana. Se perciben también la mayoría de los ruidos familiares. En los niños suele producirse un ligero déficit a nivel verbal que se manifiesta a través de pequeñas dificultades articulatorias, sin identificación total de los fonemas; por ello, necesitan prótesis e intervención precoz, pero pueden tener una escolarización normal.