Estás en:

La cantera se fragua en convivencia

Hace ya más de tres años, la ONCE tomó la iniciativa de efectuar una convocatoria conjunta de las distintas escuelas deportivas en las que se forman sus niños y jóvenes en todo el país, como parte de su formación integral e integrada, con responsables técnicos de la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC), que agrupa y defiende los intereses de sus afiliados que aspiran a la excelencia como deportistas de élite. Recién celebrado el III Encuentro de Escuelas Deportivas ONCE, podemos ya afirmar que la iniciativa es un rotundo éxito.

Y la prueba más palpable es la lectura que de las jornadas hacen sus propios protagonistas: nuestros alumnos y alumnas (de 11 a 15 años) que, en ese marco, lucen sus capacidades deportivas y, por encima de todo, fraguan su cariño por la actividad física, por el trabajo en equipo y por la eliminación de toda barrera desde la clave de la convivencia, la aceptación de su realidad y la capacidad de superación, con el apoyo y el cariño de la ONCE desde ese temprano despertar de su vocación deportiva.

Monitores y cuidadores de nuestras escuelas han compartido, junto a técnicos y seleccionadores de la FEDC, sus estrategias formativas y han podido diseñar -con material y personalizado conocimiento de causa- las iniciativas que mejor se adecúen a las posibilidades y necesidades de nuestros muchachos. Éstos, por su parte, han cumplido con la condición sine qua non de este tipo de encuentros: disfrutar a tope de las actividades y aprender, en propia piel, que el deporte (en este caso fútbol, goalball, judo o ajedrez) no es terreno en absoluto vedado para quien presenta una grave discapacidad visual, incluida la ceguera. Practicarlo entre iguales, recibir las indicaciones y consejos de los técnicos que han llevado ya a muchos otros a brillar incluso como estrellas internacionales, mostrarse a sí mismos el universo de posibilidades que se les abren, sí, también en el ámbito deportivo, para su maduración personal constituye un inmejorable caldo de cultivo.

La ONCE lo sabe, como es consciente del espíritu de cuerpo, el compañerismo y la camaradería que se derivan de estos encuentros. La felicidad de ese largo centenar de niños y jóvenes, tras un apasionante fin de semana de actividades, es también la suya.