La necesidad de que las nuevas tecnologías docentes sean accesibles para no quedar excluidos de ninguna materia se ha convertido en la principal reivindicación de la ONCE durante la reciente operación “Vuelta al cole”, que viven durante estos días un total de 7.549 estudiantes ciegos o con discapacidad visual grave de toda España. “LLevamos años trabajando para que las tecnologías no se conviertan en un arma de doble filo”, manifiesta Ángel Sánchez (0,38 MB), director general de la ONCE, ante el inicio del nuevo curso 2017/2018, recordando que el 99,6% de estos alumnos, afiliados a la Organización, estudian en centros educativos ordinarios en el marco de la enseñanza inclusiva. Para ellos, sus familias y sus centros escolares, ONCE pone en marcha un sistema integral de apoyo que garantice su igualdad de condiciones al resto de la población escolar.

Los equipos de técnicos y docentes de la ONCE y de las administraciones educativas son así piezas fundamentales del engranaje que hace posible la normalización, cada año, de un nuevo curso escolar para esos más de 7.500 alumnos con ceguera y discapacidad visual grave que se reparten entre los diferentes niveles educativos: 1.443 escolares comienzan la Educación Infantil; 1.463 están escolarizados en Educación Primaria; 999 han llegado a la Educación Secundaria Obligatoria; 301 cursan Bachillerato; 293 se preparan en la Formación Profesional; 834 se enfrentan a la Universidad; y 2.216 están inscritos en otro tipo de enseñanzas.

La inclusión del alumnado con ceguera y discapacidad visual en un ámbito educativo normalizado responde a lo exigido por la legislación vigente, que contempla un único sistema en el que prevalece el derecho de cualquier alumno a recibir una atención educativa equitativa y de calidad, respetando sus necesidades específicas para posibilitar su plena inclusión educativa y social.  

Para los jóvenes afiliados que inician sus estudios universitarios, la Organización ofrece un programa “in situ” de adaptación a los nuevos entornos. Porque además de los apoyos educativos específicos, la ONCE desarrolla también un programa de rehabilitación con el objetivo de dotar al alumno de plena autonomía en la movilidad y orientación por los nuevos entornos. Una tarea que se desarrolla mediante la intervención de un técnico de rehabilitación, encargado de acompañar y enseñar al estudiante a desenvolverse sin ninguna dificultad.

Paralelamente, para cada nuevo curso, los servicios de producción bibliográfica de la ONCE trabajan intensamente de modo que el alumnado con ceguera pueda disponer, desde el primer día de clase, de los mismos libros de texto que sus compañeros, sólo que transcritos al sistema braille u otro soporte, así como toda la documentación necesaria (apuntes y cualquier otro material) en formato accesible.

La responsable de la Unidad Braille del Servicio Bibliográfico de la Organización de Ciegos (SBO) de Madrid, Leonor Pérez, explica (0,74 MB) cómo adquirir un libro escolar adaptado para un alumno ciego.

Por otro lado, los Servicios de Adaptación de Recursos Didácticos y Tecnológicos de la ONCE trabajan sin pausa para tener todo a punto con el inicio del nuevo curso, ya que muchos de ellos cuentan además con tecnología adaptada de última generación facilitada por la ONCE para seguir el curso en igualdad de condiciones: ordenadores con voz; anotadores y calculadoras parlantes; o impresoras en braille, entre otras.

En este sentido, según el propio director general (0,13 MB), cada año la ONCE lanza un mensaje a las administraciones y a todos los implicados en el proceso curricular “para que cualquier innovación tecnológica en el aula tenga siempre en cuenta la accesibilidad ya que, de lo contrario, puede dejar fuera a estos estudiantes con discapacidad visual y colocar frente a ellos barreras a veces insuperables”. Páginas webs, aplicaciones, libros y otros apoyos educativos deben cumplir la máxima de diseño para todos.

Atención específica 

Este alumnado, independientemente de su lugar de residencia, recibe el apoyo especializado de alguno de los equipos específicos de atención educativa repartidos por todo el Estado para garantizar la atención a los estudiantes en todas las etapas educativas. A su vez, estos equipos dependen estructuralmente de alguno de los cinco Centros de Recursos Educativos (CRE) de la ONCE, ubicados en Alicante, Barcelona, Madrid, Pontevedra y Sevilla, que asumen una labor coordinadora.

Los equipos específicos forman parte de los recursos que la ONCE y las Administraciones Educativas de las Comunidades Autónomas aportan, de acuerdo con los convenios de colaboración que suscriben para la atención educativa a personas con ceguera o discapacidad visual grave.

Para cada alumno y alumna se elabora un Plan Individualizado de Atención, según sus necesidades, y se le asigna un maestro o maestra itinerante encargado, entre otras funciones, de asesorar al centro y al profesorado de aula, orientar a las familias y realizar el apoyo directo que necesite cada alumno. Todo ello para conseguir la mayor autonomía del alumnado y responder a las necesidades planteadas por el profesorado de los centros y las familias.

De esta tarea se encargan los profesionales que componen los equipos específicos de atención educativa a personas con discapacidad visual, formados gracias a sucesivos convenios de colaboración entre la ONCE y las Administraciones educativas. Desde estos equipos se trabaja intensamente para planificar el conjunto de intervenciones que van a llevar a cabo durante todo el curso escolar con el fin de facilitar a este alumnado, su profesorado, centros y familias, los recursos humanos y materiales, así como otro tipo de apoyo que necesiten para facilitar su aprendizaje y conseguir una plena inclusión, base de su inserción laboral y social futura.

Se trata en definitiva de un modelo de inclusión educativa, único en el mundo, y sobre el que el director general de la ONCE manifiesta su ejemplaridad "porque no existe en ningún otro país del mundo", asegura. (0,35 MB)