Indignación de los montañeros ciegos por el veto de Nepal a sus ascensiones al Himalaya
Los montañeros españoles con discapacidad visual no han tardado en reaccionar con abierta indignación a la decisión del Gobierno de Nepal, tras conocerse la aprobación de una ley que prohíbe a las personas ciegas, entre otros colectivos, la posibilidad de escalar el mítico Everest, el pico más emblemático del Himalaya. Las autoridades del país asiático han justificado la medida, que afecta igualmente a escaladores que hayan sufrido amputaciones dobles así como -genéricamente- a cualquier persona “declarada médicamente no apta”, en la supuesta garantía de la seguridad de todos los montañeros, en especial la suya propia.
Aunque dada a conocer en los últimos días del recién culminado 2017, la norma se introdujo hace ya unos meses como enmienda a la Ley de Regulación de Expediciones de Montañismo, que depende del Ministerio de Aviación Civil y Turismo.
“Se trata de una medida muy poco pensada y claramente discriminatoria”, asegura al respecto Francisco Javier Bueno, coordinador técnico del Grupo de Montaña de la ONCE de Madrid, que califica de “auténtica barbaridad” (0,36 MB) incorporar en un mismo saco a personas con discapacidad (ciegos totales y dobles amputados) y a quienes se ven afectados por enfermedades o problemas físicos, que los médicos puedan estimar objetivamente invalidantes para un reto como es la ascensión al Everest.
En todo caso, como destaca en nuestro país la agencia Efe, el director general del Departamento de Turismo nepalí, Dinesh Bhattarai, ha explicado que la medida se viene madurando desde hace años. Y cuenta con el apoyo de la Asociación de Montañeros de Nepal, cuyo presidente, Shant Bir Lama, ha afirmado que “escalar el monte Everest (de 8.848 metros) es un desafío incluso para una persona saludable, y es todavía más difícil y desafiante para una persona con una discapacidad severa, a la que le podría costar la vida".
Una actitud ‘paternalista’ que ha merecido el rechazo unánime de los montañeros ciegos en nuestro país. Aunque, “afortunadamente -explica Francis Bueno- tenemos las espaldas anchas y estamos acostumbrados a lidiar con las ‘discapacidades de mentalidad’, que son las más inhabilitantes” (0,27 MB).
De momento lo que parece claro es que no volveremos a asistir en un futuro próximo a hazañas como la del ciego total norteamericano Erik Weihenmayer, que hizo cima en el Everest en 2001; o la del neozelandés Mark Inglis, con ambas piernas amputadas, que lo logró en 2006. Nadie como ellos volverá a estar entre los 5.300 montañeros (445 sólo el pasado año) que han conquistado la ‘cima del mundo’.