Los vendedores de la ONCE han comenzado ya, y en breve la medida se extenderá por todo el país, a incorporar un elemento de uniformidad que a la vez se convierte en un ‘distintivo’ de esos casi 20.000 agentes de la Organización repartidos por las calles y plazas de cualquier pueblo o ciudad española: el chaleco identificativo.

Se trata de  “una antigua aspiración de la ONCE que toma ahora forma con una solución que estimamos muy idónea”, nos explica Patricio Cárceles, director general adjunto de Juego de la entidad (0,44 MB). Y lo es, en su opinión, porque atiende a tres objetivos básicos: la correcta uniformidad de toda la fuerza de ventas como “el equipo” que constituye este colectivo; su sencilla identificación por parte de la clientela y del público en general, distinguiéndole de otros colectivos y en especial de posibles agentes de juego ilegal; y la contribución a extender la imagen de marca y de los principios y valores del Grupo Social ONCE, como en buena medida ya ocurre con los quioscos de los productos de juego de la entidad.

Por otro lado, se ha dotado a estas prendas de una serie de elementos y características para que también contribuyan a facilitar la exposición y venta de los productos de juego que portan los vendedores, como destacaba el propio Patricio Cárceles (0,48 MB).  

Hay que recordar que estos chalecos son propiedad de la ONCE y su uso es de carácter personal e intransferible, así como obligatorio durante la jornada de trabajo, no pudiendo ser utilizado para fines no laborales.