Un mundo mejor
Con un mundo mejor soñaba la niña de ojos tristes de La Oreja de Van Gogh y por alcanzarlo luchaban, cada uno a su manera, los personajes de la oscarizada película danesa del mismo título. Sí, la música, el cine, la literatura, las campañas publicitarias y de promoción enarbolan con frecuencia ese paradigma tan deseado como en general de difícil definición. Y, sin embargo, existen unos pocos pero fundamentales mimbres que todos sabemos que contribuyen a construirlo y a conquistarlo. El primero, que tan dorado objeto de deseo lo sea ‘para todos’; en la terminología actual, que ese mundo mejor al que aspiramos, para hacerse realidad, ha de ser universalmente accesible. Y así lo viene defendiendo día tras día la ONCE, y todo el Grupo Social que ha edificado en sus 80 años de existencia.
Lo hace en la calle, reclamando unas vías, establecimientos e infraestructuras libres de barreras, que todas las personas puedan compartir en un progresivo plano de igualdad, y predicando con el ejemplo en su propia actividad productiva. Esta edición de nuestra revista no puede ser más representativa de ese empeño: el acuerdo alcanzado con Planeta para acercar el ocio y la cultura a las personas ciegas; el convenio con Moovit para dar un paso más en el objetivo de un transporte público accesible que comienza a materializarse en casi un centenar de países del mundo; pero, sobre todo, la presentación en España de una específica ‘plataforma reivindicativa’, con las fundamentales demandas de las personas ciegas o con grave discapacidad visual, ligadas -en su gran mayoría- al derecho de acceso en igualdad a los bienes y servicios que la sociedad actual ofrece al conjunto de la ciudadanía.
Aprobado hace sólo unos días por su máximo órgano de gobierno, su Consejo General, la ONCE pone este documento sobre la palestra ante agentes sociales y autoridades públicas. En él muestra carencias de accesibilidad en aspectos elementales de la vida cotidiana, que en general le pasan desapercibidas al común de los ciudadanos, pero que no por ello dejan de condicionar la existencia de decenas de miles de personas con discapacidad visual, sólo en nuestro país. Y, aún más importante, plantea soluciones, igualmente sencillas, para resolver estos déficits.
Porque sabe que, en efecto, un mundo mejor es no sólo posible, sino necesario. Y que, como plantean Eulàlia Solé y Norbert Bilbeny en su ensayo ‘¿Un mundo mejor?’, la historia se analiza con datos y se comprende con ideas, pero “se valora y recuerda, al final, por su aportación al bien de la humanidad”. En ese reto se levantan cada mañana, para poner su granito de arena, las mujeres y los hombres del Grupo Social ONCE.