EDITORIAL
El factor anímico para despejar el futuro
En el contexto de una pandemia como no se había conocido en el último siglo, se ha establecido en nuestro país -y en otras muchas naciones del mundo- un pulso casi permanente en torno a dos conceptos que a menudo se esgrimen como alternativos al afrontar la pandemia: priorizar la salud de la población o reactivar, cuanto antes, la economía. Falso dilema que ha hecho y hace mucho daño a la verdadera recuperación, pues ambos se requieren, uno a otro, de modo inseparable... Ninguno de ellos se consolidará si no es de la mano del otro, pero -además- esta supuesta disyuntiva olvida otro elemento imprescindible en la ecuación de la vuelta a una ‘normalidad’ mínimamente aceptable: la restauración del tono vital de nuestra ciudadanía, su redención psíquica y anímica tras una bofetada sobre nuestra existencia cotidiana que ha puesto en solfa costumbres, seguridades, estructuras de trabajo, sí, pero por encima de todo de relación social, familiar, personal...