EDITORIAL
Vendedores de la ONCE, centinelas de la ilusión
En un par de semanas, el lunes 15 de junio, este inédito proceso social al que hemos dado en llamar ‘desescalada’ -y que estamos viviendo todos entre atónitos, preocupados y esperanzados- incorporará otro jalón hacia esa añorada, aunque todavía escasamente definida, ‘nueva normalidad’. Será la presencia de nuevo en las calles, tras tres meses socialmente ‘abducidos por la pandemia’, de los 19.000 vendedores y vendedoras de las loterías que comercializa la ONCE para financiar su labor social. Un referente de inclusión que, desde hace más de ocho décadas, distingue a nuestro país al convertir esta presencia de personas con diferentes tipos de discapacidad interactuando con sus conciudadanos en una imagen cotidiana de convivencia social integradora. Y, por si ello fuera poco, permitiendo a todos los miembros de este colectivo ganarse la vida por sí mismos y generar, al tiempo, recursos que impulsan su tarea solidaria con los movimientos sociales, con la eliminación de barreras o con el impulso de la formación e inclusión laboral de los más de cuatro millones de españoles con discapacidad.