La huella invisible de la covid-19
Una joven estudiante de Periodismo de Barcelona realiza un trabajo universitario convirtiendo en personaje de un amplio reportaje a un vendedor de la ONCE durante el confinamiento
La joven estudiante de Periodismo Carla Altadill llevó a cabo -en pleno confinamiento por la covid-19- un atractivo trabajo académico para su Facultad en la Universidad Autónoma de Barcelona, a modo de reportaje, que tiene como protagonista a Luis Manuel, un vendedor de los productos de juego de la ONCE en el barrio de Poblenou de la capital catalana. Carla nos lo ha explicado (3,70 MB) ella misma, en persona, dándonos algún detalle respecto a su enfoque y resultado.
Por su interés y su conseguido resultado lo acogemos en esta edición de nuestro boletín, con su amplia cobertura gráfica y su abordaje de la compleja situación que ha supuesto atravesar el duro confinamiento, concretamente para personas con discapacidad como nuestro compañero. Él tiene paralizada, de nacimiento, toda la parte derecha de su cuerpo debido a un problema en el parto. “Desde niño ha aprendido a convivir con su discapacidad, asumiendo que no puede realizar todas las acciones comunes con normalidad y que en muchos casos necesita ayuda. Aun así, la parálisis no le ha frenado nunca y con los años ha ganado autonomía, siendo consciente de que necesita mucho más tiempo que cualquier otra persona para hacer las cosas”, explica Carla.
Para combatir sus problemas de movilidad, Luisma (como le conocen su familia, clientes y amigos) ha de practicar cotidianamente actividad deportiva, de modo que los últimos meses lo ha tenido bastante complicado. Pero su fuerza de voluntad, el cariño a distancia de su familia (que vive en Sevilla) y la compañía permanente de su gato le han ayudado a superar la situación... Además, claro, de la ilusión por volver a la realidad cotidiana, a la venta... “La ONCE es ‘la suerte de mi vida’. Es vital para mi día a día, me hace sentir más vivo que nunca y no permite que me rinda”, explica Luis Manuel. Ejerce su labor, desde hace dos años, en un punto de venta de la calle Ramón Turró de Poblenou, por las mañanas, y por las tardes en un quiosco de la misma zona.
Un sueño, el retorno a la actividad, que ya ha podido hacer realidad, tras vivir tres meses confinado en su apartamento de apenas 40 metros, en el que ha pasado momentos muy difíciles, incluso físicamente por el dolor de espalda; y que ha combatido como ha podido con las limitaciones a la movilidad y a la práctica deportiva que han ido sucediéndose durante las distintas fases del confinamiento.
Atravesando también problemas económicos, en el arranque del ERTE que le afectaba, pero en el que agradece el apoyo decidido de la ONCE “para que ningún trabajador se quede atrás”. Incluso con contacto y llamadas diarias para mantener viva la relación personal y profesional.
Coincide con su vivencia Maria Teresa, también vendedora de los productos de la ONCE y en su caso, además, afiliada a la Organización en Cataluña. “Estos actos son los que identifican a la ONCE, más allá de resolver dudas administrativas o económicas... Constituyen un respaldo para todos esos vendedores que se sienten solos”, señala, y destaca que, con ello, la situación puede hacerse más llevadera para todos y cada uno. “A mí, una simple llamada de mi empresa me hace sentirme más segura, ver que cuentan con nosotros o que nos han incluido como eje central en las negociaciones laborales”, explica Teresa a quien, de hecho, por su condición de pertenencia a uno de los grupos de riesgo se le ha ofrecido cambiar su puesto de venta con un expositor a pie de calle en el mercado de Poblenou por un quiosco de la Organización.
“El caso es que los trabajadores y todas las personas que forman parte de la ONCE han podido contar con un apoyo similar al que proporcionan los familiares, pero cabe destacar que hay personas con discapacitados que no han podido gozar de este privilegio”, reflexiona en su reportaje la joven periodista en ciernes. Y se pregunta por la salida de esta crisis para este colectivo y para sus familias, que no han podido atenderlos como hubiesen querido y reclaman ahora apoyo institucional... Y concluye reflejando la propias dudas del protagonista de su historia, Luis Manuel: “¿Podré llevar el ritmo de antes...?”...
El mismo que, para terminar, nos revela (1,37 MB)... algunas claves hasta ahora guardadas de esta preciosa historia...
ENLACE AL REPORTAJE ÍNTEGRO (4,10 MB)