EDITORIAL
El más merecido de los descansos
Llega agosto, y con él la extendida convención que lo asocia con el ‘merecido descanso’, en este caso tras un curso de afanes y esfuerzos colectivos muy singulares. Se presenta, en definitiva, con un perfil muy diferente: quizá nunca fue tan precisamente ‘merecido’ ese descanso, pero tampoco resultó tan complejo su disfrute. Nunca el dolor de muchos, la ausencia de tantos, la incertidumbre de todos nos convocó a un periodo vacacional tan especial. Quienes han perdido a alguno de sus seres queridos, quienes ven tambalear, o desaparecido, su puesto de trabajo o incluso su propia empresa afrontan con inevitable temor este paréntesis en mitad de la canícula. Y, sin embargo... Sin embargo hemos de remontar frente a la depresión, doblegar temores y, más que nunca, reforzar nuestra resiliencia y nuestra empatía hacia quien, a nuestro lado, probablemente esté atravesando una de las más complejas y cruciales etapas de su vida.