El CERMI ha reclamado que la discapacidad sea una “prioridad” en el despliegue de las políticas públicas de envejecimiento y ha propuesto que las personas con discapacidad figuren con identidad propia como “grupo diana” en las mismas.

Así lo expresó el presidente de CERMI Estatal, Luis Cayo Pérez, durante su comparecencia ante la Ponencia de estudio sobre el proceso de envejecimiento en España en el Senado, el pasado 20 de enero, creada a finales de 2020 en el seno de la Comisión de Derechos Sociales.

Pérez Bueno hizo referencia al gran porcentaje de personas con discapacidad mayores de 65 años, afirmando que “suponen el 60% de la población, es decir, más de dos millones”. “Envejecer va a significar convivir con la discapacidad, en muchísimos casos, y esta relación y esta convivencia se ha de producir en los mejores términos”, dijo.

En este sentido, reclamó que se configuren los apoyos necesarios y que estos sean sostenidos y sostenibles para garantizar la autonomía personal, vida independiente y la inclusión en la comunidad de estas personas durante el proceso de envejecimiento.  

También pidió intervenciones estructurales previas de gran ambición como entornos universalmente accesibles y autonomía económica, por lo que reclamó “una inclusión laboral plena, en empleos dignos y de calidad, que permita generar prestaciones públicas futuras”.

Por otra parte, hizo alusión a la necesidad de desplegar una “enérgica” estrategia de desinstitucionalización, acompañada de la creación de nuevas fórmulas habitacionales inclusivas, generalizando la asistencia personal. “Las personas con discapacidad, también las mayores, han de estar incluidas en la comunidad y vivir donde elijan, sin verse forzadas a formas de vida distintas de las generales”, dijo.

Se refirió a la soledad no deseada como “un mal social de extraordinaria magnitud” con un impacto “desmedido” en las personas con discapacidad, que se agudiza en las fases de envejecimiento.