La UMC evalúa los desafíos que la pandemia supone para la población global de personas ciegas
"Potenciar las voces: Nuestras vidas, nuestra decisión”
(1,02 MB) ("Amplifying Voices, Our Lives, Our Say"), es el informe realizado y presentado recientemente por la Unión Mundial de Ciegos (UMC
) con el objetivo de incrementar la concienciación y sensibilidad de la población acerca de los desafíos sufridos por las personas ciegas durante esta pandemia, así como de poner en valor sus fortalezas. Y es que la Covid-19 ha supuesto un cambio para toda la población, sin embargo, para las personas ciegas ha significado un desafío de dimensiones considerables en la medida en que este colectivo ha tenido que hacer frente a nuevas barreras para su movilidad, su vida independiente y su salud mental, según Fernado Riaño, vicepresidente de la UMC
(1,38 MB).
El informe se ha realizado a partir de la encuesta a 853 personas ciegas y con discapacidad visual de todo el mundo, de las cuales el 35% tenían ceguera total, el 45% una gran dificultad de visión y un 20% dificultades parciales.
Entre los múltiples desafíos que ha supuesto la adaptación a la situación de pandemia sanitaria para este colectivo, los tres principales retos informados por los participantes han sido los relativos al transporte y movilidad (50,1%), la independencia, autonomía y dignidad (49%) y la salud mental y el bienestar (48,8%).La pandemia ha implicado un incremento de las barreras a la movilidad y transporte de estas personas, dificultando su acceso a artículos y servicios esenciales. De esta manera, las personas ciegas se vieron especialmente impedidas para poder salir de sus casas, aumentando su dependencia de otras personas, según Riaño (1,15 MB).
Determinados hábitos de higiene esenciales, como el uso de mascarillas, la distancia de seguridad, no tocar superficies y los cambios en cuanto al nivel de ruido de las calles están suponiendo desafíos adicionales que están dificultando notablemente su capacidad de orientación y su sensación de seguridad en los desplazamientos. La limitación ha sido tan acusada, que algunas personas con ceguera y discapacidad visual no han podido salir de sus viviendas y han tenido enormes problemas para conseguir artículos esenciales, como comida, para poder cubrir sus necesidades básicas. Tal y como señala el documento, la normativa sobre las nuevas prácticas (tales como el distanciamiento físico, los pagos con tarjeta sin contacto, las indicaciones para el establecimiento de distancia de seguridad en las colas, etc.) y los productos (por ejemplo, las pantallas protectoras, las mascarillas, etc.) no han tenido en cuenta las necesidades y características de las personas con ceguera y discapacidad visual.
El acceso a alternativas de ocio, como los libros en braile, se ha visto significativamente limitado, acarreando además un mayor riesgo de contagio frente al virus. Asimismo, el acceso a otras actividades de tiempo libre y recreativas, debido al cierre de los espacios públicos o a las limitaciones de muchas plataformas online para su accesibilidad a personas con ceguera, ha supuesto una limitación adicional a sus posibilidades de entretenimiento.
De esta manera, los sentimientos de frustración, ansiedad, ira, baja autoestima y desmotivación causados por la pérdida de autonomía e independencia han sido frecuentemente informados por estas personas durante este periodo, acentuando su sensación de aislamiento y desconexión social. Tal y como subraya el informe: “Si bien ya estaban marginados con respecto a la sociedad, la COVID-19 ha dejado a muchas personas con ceguera y discapacidad visual aún más aisladas al no poder conectarse con su entorno social”, explica Riaño (1,87 MB).
Asimismo, estas personas han manifestado un mayor malestar y sufrimiento psicológico, derivado de un aumento notable de los niveles de ansiedad y de la sensación de desprotección frente al virus, así como del cierre de los servicios de atención a la salud mental durante el periodo de confinamiento. "La falta de información accesible para personas con ceguera sobre la COVID-19 de forma continuada por todas las instancias, políticas, sanitarias, etc., a la hora de transmitir las recomendaciones y limitaciones han puesto, y pone hoy en día mucho más, en riesgo de contagio a aquellas personas con discapacidad en general, y en particular a las personas con discapacidad visual. Todo esto ha acentuado aún más si cabe su sensación de incertidumbre y miedo" asegura el vicepresidente de la UMC.
Y añade que "como hemos podido comprobar en casi todos los establecimientos han puesto una vía de entrada y otro de salida, señalizándolos con pegatinas en el suelo, pero sin ninguna rugosidad. Tampoco se marca de marera accesible dónde están ubicados los geles desinfectantes, y así podríamos seguir. Lo que está claro es que, de un momento a otro, nos hemos olvidado de la accesibilidad, nos hemos olvidado de aquellas personas que accedemos a la información de otra manera", asegura.
En cuanto a la tecnología, muchas plataformas para estudiar, trabajar o comprar on line, no son accesibles para las personas ciegas. Y en este ámbito, para Riaño, "otra vez se han puesto de manifiesto las barreras y desigualdades que existen en este ámbito en pleno siglo XXI y que además de ser un agravio hacia la población de las personas ciegas en el mundo, que les ha impedido establecer conexiones para reunirse o hablar con sus familiares, a nivel comercial para las empresas es una perdida de clientes potenciales".
En definitiva, para Riaño (1,03 MB), el impacto de la Covid-19 ha sido y es importantísimo en toda la población mundial de personas ciegas de todos los países y continentes.
Llamamiento político
Por todos estos motivos, la UMC solicita a los responsables de la gestión frente a la pandemia que consideren la situación de especial vulnerabilidad de este colectivo y que incorporen en sus planes de acción medidas adaptadas a las personas con ceguera y discapacidad visual. Asimismo, instan a la colaboración efectiva de las organizaciones representativas de personas con discapacidad, los gobiernos, las comunidades, la sociedad civil, las agencias de la ONU y el sector privado para hacer realidad la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en la lucha frente a la propagación de la COVID-19, amplificando las voces de las personas con ceguera y discapacidad en la toma de decisiones.
En este sentido, el informe de la UMC proporciona una serie de recomendaciones precisas en numerosos ámbitos (aumentar la resiliencia, mejorar el desarrollo urbano inclusivo, facilitar tecnología accesible, incrementar la concienciación…) para mejorar la calidad de vida de estas personas. En lo que respecta a la mejora de su salud mental, la UMC señala la necesidad de adoptar las siguientes medidas:
Trabajar con las autoridades locales y con sus comunidades a fin de analizar sus planes operativos ante emergencias, a fin de que contengan estrategias de resiliencia eficaces, tales como garantizar la movilidad inclusiva y la accesibilidad de la información.
- Ejercer presión s
obre los gobiernos de todos los niveles, nacional regioanl y locales a favor de planes de administración de desastres permitan medidas inclusivas de la discapacidad durante las emergencias y que aseguren un acceso equitativo a provisiones y servicios esenciales, tales como programas de inclusión social. - Abogar para que las compañías de telecomunicaciones y los gobiernos produzcan datos para las aplicaciones de GPS, así como una cuota razonable de tiempo de conexión gratuita para usuarios con discapacidad, durante emergencias.
- Involucrarse en mecanismos en curso de consulta pública acerca de la elaboración de planes relacionados con la infraestructura del transporte y la movilidad, los espacios públicos verdes y otras instalaciones comunitarias.
- Unir fuerzas con grupos de intereses mutuos a fin de movilizar las voces de todos para elaborar un mensaje común acerca de la manera en que el desarrollo urbano inclusivo puede impedir la desigualdad y garantizar comunidades resilientes y sostenibles para todos.
- Ejercer presión a favor del diseño y mejora de todos los productos y servicios relacionados con el COVID-19 a fin de que involucren a las personas con discapacidad en las consultas y ensayos, en su calidad de usuarios.
- Abogar por el desarrollo de una implementación eficaz de estándares locales de accesibilidad y de pautas legalmente obligatorias con respecto a bienes y servicios acordes con los principios de desarrollo universal, especialmente, en situaciones de emergencia.
- Incrementar la concienciación del sector privado acerca del relativamente inexplotado mercado de usuarios con discapacidad. En línea con el diseño universal, esto no debe referirse a productos especializados de alto costo, sino más bien, a características integradas en los anteproyectos estándar y por lo tanto, asequibles y beneficiosas para todos los usuarios.
- Abogar a favor de que la accesibilidad sea parte integral de las respuestas. políticas, programas e iniciativas de salud mental.
- Usar el Tratado de Marrakech para ejercer presión a fin de que, en su país, se aumente la producción de libros y otros materiales protegidos por derecho de autor en formatos accesibles.
- Trabajar con los medios de comunicación, con inclusión de las redes sociales, a fin de garantizar que no se refuercen los estereotipos negativos en ninguna cobertura del COVID-19. Oponerse a cualquier representación engañosa de las personas con discapacidad y sugerir alternativas positivas. Promover la inclusión de la voz de este colectivo en entrevistas y artículos y alentar debates abiertos.
"En la World Blindness Summit Madrid 2021
dedicaremos tiempo a reflexionar sobre este informe y procesarlo. Abrirse al diálogo con los miembros y usar en los debates los hallazgos y recomendaciones de este informe como marco de una forma realista de progresar que integre sus acciones de defensa y promoción - asegura Riaño-. Sin duda es un instrumento para analizar nuestra reacción y estrategia de futuros años, poder planificar próximos acontecimientos y trabajar mano a mano con las instancias políticas de todos los países del mundo, en todos los niveles de actuación ya sea internacional ( ONU, UE, etc.. ) o a nivel nacional de cada uno de los países que formamos parte de al UMC y por ende a nivel regional y local. Queremos por tanto aprovechar este informe para que nos apoye y sea un instrumento más para reivindicar nuestros derechos, y que en la reconstrucción tras la pandemia no se deje a nadie atrás".
Hasta entonces, la UMC llama a unirse a la Campaña Fin de la Discriminación - COVID-19 (0,15 MB) de la Alianza Internacional de Discapacidad y del Consorcio de Discapacidad y Desarrollo para señalar ejemplos de la discriminación que experimentan las personas con ceguera y baja visión para acceder a los servicios durante la pandemia global.