El fraude en el juego y su relación con el Juego Responsable
A la vista de la publicación en los últimos años de normas relativas a la prevención del fraude en distintos ámbitos de la esfera económica y cómo ciertas disposiciones afectan directamente a la actividad del Juego, se analiza aquí la forma de abordarse desde ONCE mostrando cómo, a veces, fraude y Juego Responsable se tocan y pueden generar aspectos confusos, pues detrás de una conducta presuntamente fraudulenta, pudiera haber, sin embargo, una conducta adictiva.
Las normas de referencia en materia de explotación de juegos y que fijan el marco regulatorio de la actividad de juego de ámbito estatal son la Ley 13/2011, de 27 de mayo, de Regulación del Juego y el Real Decreto 1613/2011 de 14 de noviembre, que la desarrolla. La lucha contra el fraude constituye uno de los fundamentos de esta ley, cuyos objetivos son garantizar la protección de los usuarios del juego, otorgar seguridad jurídica a operadores y jugadores, así como prevenir y colaborar en la persecución de las actividades ilícitas. Dentro de cada uno de los objetivos es posible concretar determinadas áreas de acción prioritarias como son, entre otras, prevenir las conductas adictivas y proteger los derechos de los menores, ambos, elementos esenciales de las políticas de prevención en materia de Juego Responsable.
En el ámbito del juego online uno de los principales riesgos de fraude al que se ven expuestos los operadores es el fraude en los datos de identidad. Aunque son muchas la motivaciones para cometerlo tales como intentos de elusión fiscal de impuestos, aprovechamiento de las ventajas de los bonos de bienvenida, etc. casi siempre la suplantación de identidad es realizada, o bien con objeto de evitar las limitaciones de depósitos establecidas por los operadores en sus plataformas, o bien para eludir los controles de acceso y así poder ser usadas por personas que tienen prohibido el acceso al juego como pueden ser los menores, las personas con problemas de juego que se han inscrito en el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego (RGIAJ) o aquellas que se han autoexcluido voluntariamente, de manera que, en definitiva, nos encontramos ante prácticas estrechamente relacionadas con comportamientos de riesgo llevados a cabo por jugadores vulnerables. El fin último del fraude realizado no sería en estos casos, por ejemplo, la comisión de un delito de estafa o de blanqueo de capitales, sino que, más bien, sería el cauce a través del cual, personas con trastornos asociados al juego materializan compulsivamente sus conductas desordenadas.
Para evitar estas prácticas, en JuegosONCE, como parte del proceso de registro para crearse una cuenta de juego, los usuarios deben primero verificar su identidad mediante el Servicio Web de Verificación de Jugadores de la Dirección General de Ordenación del Juego y, posteriormente, proceder a la verificación documental de su identidad (Digital Onboarding).
Añadido a lo anterior, además de los controles preventivos de verificación de identidad, Juegos ONCE incorpora medidas adicionales de detección de fraude durante el desarrollo de la relación contractual con el jugador con objeto de detectar aquellos casos de fraude en los datos de identidad que no han podido ser detectados en el proceso de alta, estableciendo una serie de indicadores de riesgo de fraude que permiten analizar la actividad de los usuarios desde diferentes perspectivas, con el fin de monitorizar y trazar conductas sospechosas de fraude o que se salen del comportamiento habitual de juego. El objetivo de los indicadores es el de identificar posibles situaciones en las que la cuenta de usuario no esté siendo utilizada por la persona física legítima registrada en la plataforma, ya sea de forma consentida o sin el conocimiento de esta. Así, elementos tales como la coincidencia de domicilios, IPs de conexión, teléfonos, direcciones de email similares, etc entre usuarios de la web unido al hecho de alcanzar con frecuencia los límites semanales de depósitos o de compras pueden, en ocasiones, estar revelando una posible suplantación de identidad realizada por un usuario con una conducta desordenada de juego.
En definitiva, la ONCE, ajustándose tanto al marco legal de prevención y detección del fraude en el juego como a su compromiso con los principios informadores y directrices que marcan las actuaciones de fomento del Juego Responsable se ocupa y preocupa de forma extremadamente celosa por mantener en su web un consumo, consciente, seguro y responsable.