En los últimos años, todas las semanas tenemos la posibilidad de ganar un bote de decenas de millones de euros en cualquiera de los productos de lotería, especialmente en la modalidad de juegos activos, ya que muchos de ellos están basados en la acumulación de dichos botes como el principal reclamo para el cliente. Pero, ¿cómo varían estos botes en un sorteo cualquiera y qué influencia tienen en el mismo?

Aunque los botes se pueden relacionar con muchos tipos de juegos, en muchos casos estos botes acumulados están asociados a los denominados juegos activos, en los que el cliente puede intervenir en la selección de sus apuestas. Lo primero que observamos, es que a medida que el bote es más alto, la afluencia de clientes a los puntos de venta también aumenta, hay una clara relación directa entre el bote y los potenciales compradores del producto. Los estadounidenses, buenos conocedores de esta inclinación, han sido capaces de poner en marcha juegos (como Megamillions o Powerball) que acumulan enormes “botes” rápidamente. Precisamente ha sido en uno de estos juegos, en el Powerball, donde el 8 de noviembre del pasado año en California un sólo comprador se ha llevado el premio más alto de la historia. ¿Sabes cuánto ha ganado? Más de 2.000 millones de dólares, una cantidad que es prácticamente inimaginable. Este bote multimillonario se alcanzó después de una racha de cuarenta sorteos sin repartir el premio principal.

En los juegos que se comercializan en nuestro entorno más cercano, ¿qué premios máximos se han dado? En productos multijurisdiccionales, comercializados en varios países, nos encontramos que en Euromillones, el mayor premio, se vendió en Reino Unido el pasado mes de julio de 2022, y en el caso de Eurojackpot, también el año pasado se repartió, en dos ocasiones, en Alemania y en Dinamarca, un primer premio de 120 millones de euros.

Pero, ¿cómo afectan realmente a las ventas de estos productos los grandes botes? Lo que la lógica nos indica a través de la observación es que cuanto mayor es el bote, más clientes hay y, por tanto, aumentan las ventas, se puede corroborar cuando se analizan los datos de cada sorteo.

Si partimos de un primer sorteo con el bote mínimo, hay determinados momentos en los que se comprueba que la relación entre bote y ventas es mayor a la estrictamente proporcional, estos momentos se dan en tres bloques:

• Al tercer o cuarto sorteo tras el inicio del ciclo, es cuando se comprueba un primer un incremento de ventas.
• El segundo suele ocurrir alrededor de tres sorteos después.
• Por último, cuando el bote se sitúa en cifras cercanas al máximo, es cuando se produce el mayor incremento significativo de ventas. Además, generalmente, es entonces cuando los operadores aprovechan para apoyar estos sorteos con publicidad en los diferentes medios de comunicación.

Otro aspecto muy importante, es el número de sorteos que se realizan por semana. La diferencia entre hacer uno o dos sorteos semanales supone por una parte, que al haber más botes altos, habrá un mayor número de veces que los clientes se acercarán a los puntos de venta, lo que supone mayores oportunidades de venta y, por otra parte, que aunque el número de sorteos que hay entre dos sorteos de botes altos sea el mismo, el tiempo transcurrido entre los mismos es menor, y eso genera en el comprador la sensación de que los botes altos se repiten con más frecuencia.

En resumen, los botes más altos generan mayores ventas no porque los clientes habituales jueguen más, sino por el aumento de la capacidad de convocatoria que generan esos botes en los clientes menos habituales, habiendo en esos sorteos un mayor número de compradores. A través de las distintas técnicas de captación y/o fidelización de clientes, los operadores, bien directamente, o través de su red comercial, intentan aprovechar estas oportunidades para convertir a estos clientes esporádicos, que sólo juegan cuando el bote es alto, en compradores cada vez más habituales, así como para realizar venta cruzada de otros productos y captar nuevos jugadores de los mismos.