La UMC conforma equipos y aborda su plan estratégico cuatrienal
La Junta Directiva de la Unión Mundial de Ciegos (UMC) celebró, del 14 al 19 de noviembre, su primera reunión en Baltimore (Maryland, EEUU), tras la Asamblea General que tuvo lugar en Orlando el pasado mes agosto, en la que el español Fernando Riaño fue elegido vicepresidente primero de la UMC.
Durante la semana de trabajo en este importante enclave portuario de la costa Este estadounidense, la Junta Directiva procedió a conformar los equipos de trabajo que deberán estar, en opinión de Riaño, “perfectamente alienados y comprometidos con los objetivos que marca el Plan Estratégico que hemos perfilado”. Un Plan que -señala- se centra en atender, como aspectos prioritarios, todos aquellos que tienen que ver con los derechos humanos de las personas ciegas, consagrados en la correspondiente Convención de la ONU sobre derechos de las personas con discapacidad, así como su debida representación en las distintas organizaciones nacionales e internacionales. Para ello, en opinión de Riaño, se hace imprescindible no sólo trabajar la formación y capacitación de las organizaciones que representan a la población de las personas ciegas y con discapacidad visual grave, sino, además, que se produzca entre ellas una cada vez más estrecha colaboración e intercambio de recursos, de modo que se garantice que la atención necesaria llegue a todas las regiones que están representadas en la Unión.
Por todo ello, el 10º Aniversario de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (que se conmemora en 2017) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, proporcionan un marco a modo de “hoja de ruta” que definirá la agenda política de la UMC durante los próximos años, según Riaño.
Así, la implementación y materialización del Tratado de Marrakech, que el pasado 30 de noviembre entró en vigor, y sobre el que la OMPI ya que lo puso en marcha, es también una de las prioridades para la UMC, como destaca su vicepresidente español. “El trabajo de la UMC tiene que empezar a demostrarse en cosas tangibles, que impacten en el día a día de las personas ciegas, como es el Tratado de Marrakech, que nos permitirá intercambiar y acceder a fondos bibliográficos entre países a los que antes no se tenía acceso”, explica.