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Tomás Pardo: "Nueve millones de euros son palabras mayores"

Tomás Pardo García posa delante de su quiosco de venta de los productos de juego de la ONCEAcaba de repartir el Cuponazo de la ONCE en su quiosco de toda la vida, en la barcelonesa localidad de Gavà

No es la primera vez... Y es que Tomás Pardo García anda ya con la cuenta atrás para recibir la medalla de oro al trabajo como agente vendedor de los productos de juego de la ONCE. Lleva la friolera (o calorina, según se mire la estación) de 34 años como ‘centinela de la ilusión’. Además durante décadas ya ejerce su labor en idéntico punto de venta, en un céntrico quiosco ubicado en Gavà (Barcelona).

Ha vuelto a dar un gran premio, y él tan feliz, claro. Está en casa, en la tierra que le vio nacer 55 años atrás pero de la que salió para integrarse en internados de la organización de ciegos apenas cumplidos los nueve. Bien querido entre sus amigos y vecinos, clientes habituales del cupón, Tomás ha vuelto a ser centro de atención en Cataluña, con repercusión mediática en el resto del país, por vender el Cuponazo del sorteo del viernes 6 de septiembre y cuatro cupones más premiados con 25.000 euros cada uno, que suman los 9.100.000 euros repartidos que le han traído a la palestra del protagonismo.

“Todo el mundo felicitándome, dándome la enhorabuena; aún estoy como en una nube. Ya te digo, ¡madre mía! Y que de toda España justamente haya sido yo, Tomás Pardo García, quien lo haya dado... Pues, francamente, sí: te quedas un poquito parado...”, declara al punto de la emoción formato MP3 audio(1,07 MB).

Pero es que a Tomás siempre le ha rondado la suerte. Reparte y ha repartido por doquier su alegría, la propia y la traducida a millones con los productos de juego de la ONCE. “Al poco de empezar a vender, el 1 de julio del 85, ya repartí tres premios de 100.000 pesetas, que tocaban entonces. Y a finales de los ochenta o principios de los noventa, no recuerdo exactamente, repartí otro de 2,5 millones de pesetas por cupón, así que 25 millones la tira de 10 cupones...”, continúa su relato de citas con la fortuna formato MP3 audio(1,32 MB).

No es, por tanto, de extrañar que suela ‘colocar todo el papel’, o casi, al que suma los productos seleccionados por TPV. “Sí, claro que se nota en las ventas; viene más gente a comprar y, por lo menos esta primera semana, lo estoy agotando todo. Además, una vez que acabo con el papel, tiro de máquina”, dice con entusiasmo.

El cupón diario y el Cuponazo se llevan la palma entre las preferencias de compra de su clientela, aunque el Eurojackpot -con bote de 44 millones de euros (en el momento de realizar la entrevista)- no suele quedársele a la zaga.

Tomás Pardo García toca la guitarra en el coro de la iglesiaUna tradición que se ha ido acoplando a su amplio periplo laboral en la ONCE, que arrancó haciendo suplencias. “No tenía quiosco, ni puesto, ni punto de venta, ni nada... Era cuando empezaba a vender”, rememora Tomás. Pero enseguida, nos cuenta, “me colocaron en el punto” donde a la postre ubicarían su quiosco. “Recuerdo que un día encontré unas rayitas de tiza en el suelo y me dije: anda, mira, me van a poner en esta esquina. Y para el mes de octubre me habían colocado el quiosco en el que estoy hasta ahora”, comenta dicharachero formato MP3 audio(0,97 MB). Un ámbito que reconoce como su propia casa: “al principio tenía un quiosco de los antiguos, de los que había que subir la reja y meter un tornillo... Luego, en el 92, con las Olimpiadas me pusieron otro modelo”. Pero la localización, insiste, sigue siendo la misma, centímetro arriba o abajo. Lo que sí que se transforma, nos comenta, es el cambiante entorno, pues ha pasado de estar en una esquina a quedarse en el centro de una plaza... “Detrás del quiosco había unos patios y unas casas viejas, las tiraron y dejaron la plaza. A mí me movieron un poquito para las obras pero luego me recolocaron en el mismo sitio y quedé en el centro del nuevo espacio”, explica con detalle y puntualiza su situación: “tengo la Rambla por un lado y por el otro la parte nueva de Gavà”.

Todo ello, para su satisfacción, muy cerquita de sus padres, que hace tiempo pintan canas, con 90 años el padre y los 84 a cumplir por su madre este mismo mes de octubre. Ya anduvo lejos de ellos, y bien que les echó de menos, mientras estudiaba en los colegios de la ONCE en Alicante y Madrid, junto con su hermano, también afiliado a la Organización. “Sólo veníamos por vacaciones, en Navidades, Semana Santa y verano”, recuerda. Él estudió hasta 3º de BUP compatibilizando el último curso con un trabajo de telefonista en el Ayuntamiento de su pueblo, unos pocos meses. Enseguida probó suerte en la venta, como agente de la ONCE y... ¡hasta la fecha! Casi el mismo tiempo que lleva tocando la guitarra en la Iglesia de San Pedro, en la misma población, junto a los amigos de siempre, con los que montó, por cierto, un grupo de teatro: ‘Fantasía’. Y con los que gusta verse, como mínimo cada domingo en el coro de su iglesia de toda la vida. La ilusión repartida por Tomás, casi de toda la vida también, ha convertido en millonarios a un buen puñado de personas y colabora a diario con un fin social de grandes dimensiones... Eso sin dejar de lado que, si te tocan los nueve millones de euros del Cuponazo, “eso sí son palabras mayores”, concluye formato MP3 audio(0,11 MB).

Genoveva Benito