Con el objetivo de conocer mejor la realidad actual de su población afiliada y ofrecer mejores servicios que se ajusten a su situación personal, muy marcada por la pandemia, la ONCE ha puesto en marcha un estudio con una metodología mixta, tanto cuantitativa como cualitativa, con el objetivo de “acercarnos a la realidad de las personas afiliadas, saber con qué apoyos cuentan y ahondar un poco más en los sentimientos de soledad que pudieran tener”, explica Víctor Omar Dabbagh (0,31 MB), investigador social de la Asesoría de Servicios Sociales de la ONCE. Enmarcado en el programa “A tu lado siempre” puesto en marcha por la organización en este mandato, el objetivo para el director general adjunto de Servicios Sociales para Afiliados, Andrés Ramos, “es poder paliar esa situación de soledad", manifiesta (1,06 MB).

En este sentido, Ramos considera (1,19 MB) que para afinar lo máximo posible en el diseño de la mejora de estos servicios “había que dar un paso más: preguntar los propios afiliados y afiliadas”.

El estudio trata de identificar todos aquellos factores que pueden influir en el día a día de las personas de cara a obtener herramientas que permitan identificar estas situaciones y poder intervenir sobre ellas, proponiendo estrategias concretas de actuación.

Se testará por tanto el grado de satisfacción de cada persona encuestada, los apoyos con los que cuenta, el grado de conocimiento y uso de los servicios que la ONCE les ofrece. Así, desde el pasado mes de octubre, se puso en marcha la primera parte del mismo, consistente en una encuesta telefónica, que ha realizado la empresa demoscópica Simple Lógica, en la que se ha recogido la opinión y experiencia de 1.050 personas afiliadas. 

Soledad no deseada

Según los últimos estudios, la soledad tiene una mayor incidencia en la población de mujeres mayores, sobre todo porque en este segmento de población se concentran una serie de variables que conforman sus circunstancias vitales (reducción de su círculo cercano debido a procesos vitales como jubilación, fallecimiento de las personas allegadas, de familiares o de la pareja) en las que surgen sentimientos negativos. “La situación de pandemia ha hecho aflorar sentimientos negativos disfóricos -soledad, tristeza, enfado, disgusto, preocupación…-. Son sentimientos muy comunes, pero en situaciones extremas, como la que hemos vivido y seguimos viviendo, se hacen más habituales. Por ello hemos encuestado a una muestra de más de 1000 personas de nuestra población afiliada, pero teniendo en cuenta que la población mayor es mayoritaria en nuestro censo”, matiza Dabbagh. (0,96 MB)

A la hora de elaborar la encuesta se han tenido en cuenta factores como que más del 60% de las personas afiliadas a la ONCE tiene 55 o más años, además de la condición visual -si se es ciego total o no- y el sexo -el 53% de la población afiliada son mujeres-. “En este sentido, hemos intentado respetar cuotas para que la muestra refleje la realidad que conforma nuestra población en general”. Asimismo, también se ha tenido en cuenta el tamaño del hábitat ya que es una variable muy importante. “Es decir -explica Víctor Omar- influye y mucho donde se viva; no es lo mismo vivir en una zona rural que una gran ciudad, llena de servicios y con facilidad de acceso a ellos, gracias a una gran red de transporte, por ejemplo”.

Se trata de una encuesta sencilla, realizada telefónicamente, cuya duración no ha excedido los 20 minutos, con un cuestionario variable en función del perfil de la persona encuestada, y centrado en temáticas orientadas en conocer el nivel de satisfacción en distintos ámbitos de la vida -ocio y tiempo libre, relaciones sociales, la salud, etc.-, comenta el investigador social de la ONCE (1,44 MB).

Valoración cualitativa

Tras esta primera, en noviembre se realizará la segunda parte del estudio, fundamentalmente cualitativa. Lo que se busca es profundizar en temas que tras las encuestas hayan destacado y que sean más fáciles de abordar cara a cara, a través de grupos de discusión.

Así, a lo largo de este mes se van a realizar distintos grupos de diálogo: por un lado, grupos triangulares de profesionales que estén en estrecho contacto con las personas afiliadas como son trabajadores sociales, psicólogos y animadores socioculturales, por otro, grupos conformados por las personas afiliadas sujetos de este estudio (en el que se tendrán en cuenta factores como la edad, el sexo o el uso de las tecnologías), y, por último, otros grupos conformados por sus familiares o allegados.

“Estos encuentros, que se realizarán de manera telemática ya que buscamos representatividad de todo el territorio nacional, nos facilitarán discursos que nos permitan hacer una valoración cualitativa de los datos que hemos obtenido”, avanza Dabaggh.

En paralelo, el estudio también contempla valorar a la población con sordoceguera. Para ello “contamos con el apoyo de la Unidad Técnica de Sordoceguera, y para ellos hemos diseñado 100 entrevistas estructuradas -con un guion muy cerrado- con las que buscamos conocer la realidad concreta de la población con sordoceguera y disponer de datos con los que podamos completar y comparar los datos extraídos de la población afiliada general y los de la población con sordoceguera”, explica.

Finalizado todo este trabajo de campo, el objetivo final es poner a disposición de los afiliados los servicios que necesiten. “Por ello es muy importante incentivar la participación de los afiliados y afiliadas, porque lo que queremos es que todo este conocimiento revierta en estrategias que incidan directa e indirectamente sobre ellos mismos y en la mejora de su calidad de vida. La participación, históricamente, siempre ha sido muy alta entre nuestra población, pero queremos que vaya a más, porque al final todo ese conocimiento se refleja en actuaciones concretas que favorecen a todos”, concluye. (0,91 MB)

“Es nuestra obligación detectar esas situaciones y desde las comisiones de soledad buscar soluciones”, apunta Ramos (1,01 MB). Porque la soledad “es una pandemia que  ha venido para quedarse", asegura. (1,00 MB)