EDITORIAL
Todos en sus puestos
La grandeza de una institución no se circunscribe (o al menos no sólo) a sus logros materiales, coyunturalmente expuestos -tantas veces- a las eventualidades más diversas. Antes que un puro balance material, éste pasa por valorar su capacidad de respuesta, la disposición de sus miembros a la hora de responder a las responsabilidades y tareas que cada etapa plantea, la determinación y vocación de servicio de todos y cada uno para la consecución de una causa común. Estos días, la ONCE está sometiéndose, nuevamente, a ese ejercicio de renovación de cargos en toda su estructura estatal que pasa por la selección de ‘los mejores’, no ya por su genialidad o currículum personal, sino por su adecuación a las necesidades planteadas en cada uno de esos puestos de responsabilidad. Sin olvidarnos de quienes, durante estos cuatro años, han dado lo mejor de sí para ofrecer su esfuerzo y sacrificio en el bien común de una Organización cuyo objetivo son y serán siempre las personas.