Obtiene su acreditación en lengua inglesa por Cambridge examinándose desde casa durante el confinamiento

Aprovechar el tiempo. Ésa es la máxima, y él corre que vuela... 33 años adornan su juventud, acaba de ser padre, chapurrea con más que soltura la lengua de William Shakespeare y -salvando las distancias- se destaca como el primer español con discapacidad visual grave que ha superado el nuevo test online multinivel Linguaskill del sello Cambridge English. Todo desde su propio domicilio, en Miguelturra (Ciudad Real, España), en tiempos de pandemia por la covid-19.

Sentimientos y emociones brotan durante la entrevista en la que David Arévalo Espadas comparte inquietudes, sueños y... nervios, porque su mujer, Sandra, había salido ‘de cuentas’ y estaban ‘a punto’ de conocer a su hijo, también David. Sólo unos días después, como vemos en las imágenes, el pequeño ya estaba aquí para agitar un punto más sus vidas.

“Sí, sí, estoy un poquito nervioso”, se sinceraba desde el primer momento el nefito padre; y no era para menos, porque venía de camino, llamando ya a la puerta, su bebé. Pero la vida ahora le sonríe, es consciente, y se relaja... “Por ahora así parece, a ver si sigue sonriendo”, apostilla con sincera esperanza. También aclara que terminó su carrera de Fisioterapia en 2015 y que ejerce su profesión durante varias horas, contratado por una clínica castellano-manchega.

El paréntesis laboral por la pandemia ha frenado los ingresos familiares, y ahora David retoma la actividad adaptándose a la ‘nueva normalidad’ con las miras puestas en conseguir más trabajo. “A ver si lo encuentro porque necesitamos más ingresos, con otro miembro más en la familia”, se sincera, mientras relata cómo se preparó el examen online Linguaskill durante el confinamiento obligatorio por el ‘estado de alarma’ (0,46 MB).  “Aproveché para estudiar y ponerme muchos audios, para así olvidarnos un poco de la pandemia. Mi pareja lo ha pasado un poco mal, embarazada, y tener que estar aquí encerrada todo el tiempo... ha sido duro”, reconoce (0,24 MB). Se hace un silencio y continua: “Sí, ha sido complicado porque vivimos en un pisito pequeño y no tenemos patio ni nada, de modo que ha resultado un poco agobiante. Sufrimos un poco de ansiedad, la verdad; sobre todo ella porque yo, entre que estaba estudiando y haciendo un poco de deporte, he estado más entretenido: ella lo ha pasado peor (0,58 MB)”. Ella, su pareja, es Sandra, profesora de guardería y a quien, ni qué decir tiene, también le encantan los niños.

El confinamiento quedó atrás y también la espera del parto, con la llegada de nuevas experiencias y oportunidades que les abre las puertas de par en par a la flamante y joven pareja de padres.